Las lesiones de Michael Santos le abrieron un lugar a un delantero que venía de River y ya se hizo referente.

En un año en que no las tuvo todas consigo en cuanto a la conformación del plantel que debía afrontar la Copa de la Liga y la Copa Libertadores, sin dudas la contratación de Federico Girotti ha sido el principal acierto del presidente de Talleres, Andrés Fassi.

Desde que llegó a la “T” en los primeros días de febrero, el promisorio centrodelantero, de 22 años, que no tenía espacio en River, pedía pista.

Y a quien Marcelo Gallardo no podía asegurarle la continuidad que necesitaba, se constituyó en un factor decisivo para el equipo que arrancó dirigiendo Ángel Guillermo Hoyos y que después heredó Pedro Caixinha.

Llegó con los mejores antecedentes como goleador de las divisiones inferiores y la Reserva millonaria, pero para el exigente “Muñeco”, conductor del mejor plantel de la primera división argentina en calidad y cantidad, a “Fede” todavía le faltaba recorrido, mejorar algunas cuestiones de su juego y madurar, algo que podía lograr en otro club.

Había metido ocho goles en la Primera y se apuntaba como una alternativa para el DT, pero sólo jugó ocho partidos como titular y la mayoría de los 1140 minutos que sumó lo hizo saltando desde el banco.

Braian Romero tenía prioridad para Gallardo y, así, “Fede” decidió salir de la zona de confort que siempre es pertenecer a River, para apostar a su crecimiento futbolístico en Talleres, un club que le prometía continuidad y una triple competencia (Copa de la Liga, Copa Argentina y Copa Libertadores) para demostrar sus condiciones. Y no se equivocó.

En su primer período en el club, ya anotó cuatro goles y metió una asistencia en 16 partidos, con 1276 minutos de juego, 136 más de los que sumó en River. Se cargó lo más pesado de la faz ofensiva del equipo, favorecido por los varios partidos de ausencia que tuvo, por lesiones, Michael Santos. Además, salvo por una contractura que sufrió contra River y por la expulsión frente a Unión, siempre dijo presente.

En Talleres ratificó las cualidades que traía desde River: su potencia para ir adelante, el aguante de la pelota, su juego aéreo, el desequilibrio en el uno contra uno y su capacidad para atacar el espacio y encontrar el lugar justo en el área rival para ubicarse y adivinar donde puede ir a pelota.

Pero, además, le fue agregando otras virtudes: aprendió a presionar alto, a asociarse más con sus compañeros, a probar al arco desde otras posiciones, a colaborar en el armado de las jugadas y asistir.

Se fue convirtiendo, de a poco, en un jugador más completo y que, además, tuvo la inteligencia de advertir cómo “pegar onda” rápidamente con el hincha, que lo fue adoptando como uno de los suyos.

Es cierto que tuvo algunas declaraciones “tribuneras”, pero sus lágrimas, después de un par de derrotas en el torneo doméstico, fueron sinceras. Se le fue pegando Talleres en la piel y hasta tuvo, en algunas malas, la valentía de dar la cara frente a la prensa, cuando nadie quería.

Hoy, muy joven y próximo a cumplir 23 años el 2 de junio, Girotti se ha convertido en un referente de la “T”. Lo demostró siendo el jugador más importante en el triunfo contra River, su exequipo, al que se quedó con ganas de convertirle un gol.

Se fue consolidando en el tridente al que Fassi apostó cuando lo trajo (él, Diego Valoyes y Santos) y cada vez que Talleres pudo tener a los tres en cancha, el equipo fue otra cosa. Para Pedro Caixinha, el uruguayo y “Fede” son delanteros complementarios y pueden intercambiar posiciones, según los momentos del partido.

Algunas veces con Santos arrancando de más atrás y otras con “Fede” bajando y “Pelo” como referente de área.

Entre los tres anotaron seis de los escasos 12 goles del equipo en la Copa de la Liga (dos cada uno; Girotti marcó frente a Newell’s y Argentinos Juniors) y “Pelo” anotó uno en la Libertadores, el pasado miércoles, en el empate frente a Flamengo 2 a 2, en el Kempes.

Pero en el partido de ida, en el Maracaná, fue Girotti quien lo asistió de taco a Fértoli para que marcara el único gol albiazul en la caída 3 a 1.

Concluido el torneo doméstico para la “T”, al equipo de Pedro Caixinha le restarán tres partidos para terminar el semestre: este domingo, en el Kempes, frente a Sarmiento, por la Copa de la Liga, y dos por la Libertadores (las visitas a la Católica y a Sporting Cristal).

Seguramente Girotti intentará sumar algún gol más a su cuenta, porque de ello viven los goleadores. Quien dice que no convierta el que le dé a Talleres el pase a la próxima fase de la Libertadores o a los octavos de la Sudamericana. Seguramente lo desea más que nunca, para dedicárselo a “Mechi”, su primera hija, quien nació este miércoles.