El ex Racing, Vélez y Talleres, entre otros, trabaja en el cuerpo técnico de Gimnasia (J). “Recuperé 15 años con mi familia”, asegura el cordobés.

Víctor Hugo Sotomayor volvió al fútbol. Después de mucho tiempo de retirado, decidió aceptar la invitación de su excompañero velezano Marcelo Herrera y se incorporó al cuerpo técnico con el que dirige a Gimnasia y Esgrima de Jujuy.

Sí, regresó al sistema uno de los defensores más importantes que dio el fútbol del interior. El que levantó la Copa Intercontinental con Vélez en 1994 y también el que hizo lo mismo con la Copa Conmebol que ganó con Talleres. “Popeye” lo llamó para ser su ayudante de campo, el puesto inicial para alguien que puede tener vuelo propio, pero que advierte que primero hay que capacitarse.

“Estamos con Marcelo Herrera en Gimnasia y Esgrima de Jujuy. Es mi amigo. Siempre le digo que me sacó del sótano. Uno pensaba que ya no iba a dirigir. Más que nada por la elección de uno. Armé mi complejo que se llama Villa Alegra, además de tener otros proyectos. Seguí relacionado con el fútbol, pero con la parte amateur”, contó Sotomayor.

–¿Te llamó Herrera?

–Herrera me llamó para el torneo pasado. Gimnasia tenía algunos problemitas con el promedio y se había ido Carlos Morales Santos y le dije que sí. Al principio fue por un mes; luego, por cuatro fechas. Conservamos la categoría y ya nos quedamos para este torneo.

–¿Te sorprendió su llamado?

–Ya veníamos hablando. Otros compañeros de Vélez, también me habían llamado para ser ayudante de campo. La negativa por el complejo que había armado. Dejarlo sin más, no correspondía. Pero siempre me insistía. “Tenés que volver al fútbol; tenés que estar”. La primera vez había sido cuando aún jugaba en 1999. Antes de ir a Talleres. Quería que fuera a jugar a Jujuy con él. Pero se cruzó Talleres y jugué cuatro años hasta mi retiro. Aquella vez le dije que no; ahora, fue sí.

–El propio Talleres quería apurar tu retiro para que fueras entrenador y vos siempre esperabas a Roberto Trotta...

–Sí. Siempre decíamos de hacer dupla. Nos entendíamos con sólo mirarnos. Al final, me retiré antes y él siguió “robando” unos años más, ja. Siempre me decía: “Un añito más y largamos, Víctor”. Cuando dejó de jugar, ya hacía tres años que vivía en Córdoba y con la familia. Ya había perdido un poco el tren y el estado para vivir esa vorágine que es el fútbol. Agarró Independiente Rivadavia de Mendoza y no lo pude acompañar. Estaba de vacaciones. También supo llamarme Omar Asad para ir a Godoy Cruz, pero ya estaba con mis cosas acá.

–Tarde o temprano te vas a largar sólo. ¿O no?

–No. Paso a paso. No me puse un objetivo. En este momento, acompaño a Herrera y estoy apasionado con eso. Estoy cómodo y a gusto. Me recibieron con los brazos abiertos Marcelo y su cuerpo técnico ya venía haciendo su trabajo en Costa Rica con el sub 15, 17 y 20. Me incorporé a ellos y cada uno tiene la chance de expresarse. No pienso en eso.

–Seguramente Talleres, Vélez o Racing van a buscarte por lo profesional y personal..

–Uno espera haber dejado eso en los clubes en los que pasó. Más allá del recuerdo de futbolista, debe ser recordada la persona. Puedo ir a Talleres, Vélez, Verona y tengo las puertas abiertas. Porque uno se comportó bien. Doy la imagen y la educación que me inculcó mi padre. Después, hay que estar para ir a esos clubes grandes y con muchos historia. Voy pasa a paso y tranquilo. Hay que estar capacitado. Si me preguntás si quiero dirigir Talleres te digo: “Obvio que sí”. Por lo que significa Talleres. Pero también soy consciente de que hace 15 años, me retiré del fútbol. Son otros tiempos. No me deslumbran los grandes escenarios, pero hay que estar capacitado y preparado para ese momento.

–¿Te arrepentís de no haber aceptado antes para dirigir?

–No. De la misma manera que cuando me retiré. Estaba seguro. Nunca extrañé jugar. Tomo las decisiones frías y las analizo. No me arrepiento de haber estado 15 años fuera del fútbol. Recuperé 15 años con mi familia. Pongo eso en la balanza. Al final es mucho más importante la familia que el fútbol. Hoy estoy metido de nuevo en el fútbol. Por algo se dan las cosas. siempre estaré agradecido con Herrera.

–Hay que estar al frente de jóvenes que quieren todo ya...

–A eso apunto. Hay que estar preparado para esos momentos. Para plantarse delante de 30 profesionales. Yo estuve de ese lado y el jugador te saca la ficha enseguida. En cuanto dudás, no estás seguro y se te complica. Yo le digo la verdad al jugador, porque a mí me gustaba que fuera así. Si hablás de frente, puede doler, pero la verdad es la que el jugador quiere. Y te va a valorar como persona. El jugador se maneja por impulso. Quiere todo ya, pero hay tiempo para todo.

–El DT debe aprender tanto como el jugador. ¿No fue así aquella vez con Marcelo Bielsa que quería una idea táctica distinta a la que les había permitido ser campeones con Vélez antes de que llegara?

–Sí. El plantel era inteligente. Si bien nos costó mucho más con Bielsa que con Bianchi, llegamos al mismo lugar. Por distintos caminos, pero a igual destino. Cuando uno habla de escuchar no se refiere a momentos, si no a años. Desde los 12 y hasta los 17, me la pasé escuchando al gran René Gorreta, de Racing. Se cansó de sacar buenos jugadores. Siempre digo que conmigo se equivocó, ja. Todos los lunes, después de los partidos en inferiores, Gorreta me llevaba en su Taunus amarillo a tomar un cafecito al bar de Baigorrí y Fragueiro. Me hablaba y me aconsejaba. “El día que llegues a Primera, me vas a pagar el café”. Y así fue. De grandes también seguimos charlando.

–Se cumplieron 20 años de la Copa Conmebol con Talleres y 25 de la Intercontinental con Vélez. ¿Te sentís un privilegiado?

–Claro que sí. Fue hermoso todo. El fútbol lo es. Pero había planteles ricos en calidad y cantidad de juego. Y grandes personas. Sin eso es difícil ganar algo.

El texto original de este artículo fue publicado el 21/12/2019 en nuestra edición impresa.