El flamante entrenador del Albiazul, el uruguayo Alexander Medina, de perfil particular, llega envuelto en interrogantes pero con la banca del presidente Fassi para su primera experiencia en el fútbol argentino.

Desconocido por estas pampas, la apuesta más fuerte y arriesgada de Andrés Fassi se dio de manera personificada en un tal Alexander Medina. Un DT que figuraba por detrás del orden de las prioridades principales para ese cargo, que llegó súbitamente a ocupar la vacante de Juan Pablo Vojvoda, y que hasta el momento se conocen algunas de sus declaraciones pero poco de su impronta como DT. El presidente de Talleres no escatimó y tampoco le tembló el pulso para anunciarlo con bombos y platillos, fiel a su estilo, por más que de la orilla occidental se trataba de una total incógnita.

Sonaban los rumores con algún nombre de la otra ribera del Río de la Plata, no obstante su designación sorprendió a propios y a extraños, sin objeciones solo porque la designación fue de Fassi. Ningún otro dirigente hubiera aceptado ese desafío sin crédito a favor como tiene la actual gestión en lo deportivo.

“Tranquilos, es menos loco de lo que aparenta ser”, cuenta el periodista uruguayo Javier De León, de Cadena Celeste del país vecino. Un perfil mediático bajo pero con ascendencia relevante, con pergaminos de duro como jugador, tal como lo indica su apodo (“Cacique”). Y como entrenador de Nacional de Montevideo también supo recoger elogios. Eso no quita que los hinchas de Talleres hayan tenido que recurrir a Google cuando su nombre fue oficializado por las redes de la institución albiazul.

“Lo de los mandamientos es cierto aunque fue con tono de broma”, cuentan por lo bajo algunos entendidos en el tema, en referencia a aquellos axiomas que se conocieron en la puerta de un vestuario antes de un clásico uruguayo, que tanto revuelo generó en el ambiente. Texto que el propio Medina negó enfáticamente, como para dejar de alimentar a un personaje muy impostado como fuerte o duro y que su realidad sea más elevadas que en las expectativas.

Cuenta con vocación ofensiva en su idea preliminar, de hecho en los primeros movimientos tácticos en barrio Jardín dejó en claro la intención de atacar con tres puntas, bajo el dibujo de un esquema de 4-3-3.

“El fútbol argentino es muy duro y será bueno empezar de local. Tenemos que profundizar los conceptos en los jugadores, la receptividad fue completa y estamos entusiasmados con llegar en plenitud al debut”, comentó Medina, con algunos términos discursivos que denotan riqueza técnica. “

Es mi primera experiencia en Argentina, todo lleva su análisis sin dudas. Estudiamos las características de todo el plantel, sus personalidades, como también la de los rivales. Tuvimos que mirar muchos videos de partidos, en función de determinar el mejor comportamiento colectivo”, contestó, para después dejar en claro la meta para esta venidera temporada de la Superliga. “El objetivo de este Talleres es entrar a una copa, el club lo necesita, la gente lo demanda y estamos en condiciones de dar ese pasito”.

“Mantenemos el estilo durante el juego, le agregamos más intensidad de la forma en que vayamos asimilando conceptos en defensa y ataque. Esa es la idea que pretendemos plasmar, defendiendo en bloque, acortando en 20 metros las distancias. Igual todavía faltan conceptos por adquirir. Confiamos en nuestras armas, independientemente del rival”, acotó.

Ante la consulta sobre qué Talleres pretende plasmar desde el juego, rescató: “Van a ver un equipo competitivo. Le queremos inculcar posesión del balón, circulación rápida, que la fase de inicio de las jugadas sea elaborada y no de manera directa, aunque si es necesario podemos empezar de manera directa. Tenemos un plan B acorde a cada situación, nos gusta generar por las bandas, tener certezas en el área y transiciones rápidas sobre todas las cosas”.

Medina no arranca con el mismo plafón que Fassi y lo sostiene como plataforma del proyecto el hecho de que pocas veces no acertó el presidente albiazul a la hora de comandar un proceso y de elegir entrenadores. Ese crédito que el hombre fuerte de Pachuca consiguió en base a dos ascensos y una experiencia internacional en la Libertadores es la base que le permitirá trabajar con relativa tranquilidad si los resultados no aparecen en las primeras fechas.

Luis Cubilla, también uruguayo, fue el último DT extranjero en barrio Jardín en 2003, con pocos partidos y algunas singulares historias. El “Cacique” continuará ese legado en un territorio desconocido desde lo profesional pero con el mismo hambre de gloria que acompaña a los “Charrúas” casi desde su genética y ADN.

Con interrogantes lógicos de una apuesta, su camino será evaluado bajo la lupa y los catalejos de la prensa sin margen de error, con el único paraguas de que Fassi saldrá a cada cruce a defenderlo. Y eso no es poco, en materia de proceso, en un Talleres que buscará repetir la aventura internacional, sosteniendo la base y apuntando a dar un salto cualitativo que tanto reclaman desde las tribunas. La vara quedó elevada por lo que el “Cacique” tendrá un exigente examen partido a partido para convencer al riguroso paladar del hincha albiazul. Ante Vélez será la hora de la verdad.