El DT iba a ser uruguayo, como lo prefería el presidente Albiazul. Con un sobrenombre que lo identifica, pero que en la T no pasará de un apodo. 

De Diego Alonso, un anhelo frecuente para Andrés Fassi, pasando por Paulo Pezzolano, hasta Alexander Medina.

El presidente de Talleres tiene alta consideración por los técnicos uruguayos y por primera desde que asumió pondrá a un DT de ese país al frente del plantel.

El Cacique, como se lo conoce al ex futbolista y técnico de Nacional de Montevideo, trae consigo un apodo pintoresco. Y que no pasará de un apodo. No en el Talleres de Fassi, donde la toma de decisiones pasan casi en exlusiva por sus manos.

Después del exitoso ciclo de Frank Kudelka en barrio Jardín, la relación se interrumpió por los egos que no cabían en un mismo club.

Fassi tomó nota rápidamente y el sucesor en el banco fue un Juan Pablo Vojvoda más dócil y permeable, aunque a la hora de una renovación se plantó firme y ese resultó el principio del fin.

Ahora es el turno del Cacique Medina. Al santo y seña que pedía Fassí, responde en que es un DT joven (40 años) y con conocimiento en divisiones juveniles. Y le gustan los equipos que van al frente.

Esa caracteristica mezclada con el temperamento que distingue a los futbolistas de su país, lo llevó a ser eje de una polémica por un decálogo con “mandamientos” para sus dirigidos (en ese momento, juveniles) para un clásico.

Varios de ellos, por caso “no saludar a los rivales” o “la primera patada es nuestra”, van a contramano de lo que pregona Talleres. Aunque el propio Medina desmintió ser autor de ese controvertido decálogo. 

Por lo demás, es casi un desconocido en el fútbol de Córdoba y su experiencia se limita a haber dirigido a Nacional en 2018 y con el título de campeón. Una apuesta fuerte de un Fassi que es más que un Cacique en Talleres.