Eternos, en el Morumbí
Los recuerdos que se dispararon en muchas familias de Talleres que fueron a Brasil y añoraron vivir el cruce de fase de Copa con los que se fueron antes de tiempo.
Ahora que el Mundo Talleres vive un momento soñado por su regreso a los torneos continentales, muchos se abrazaron a sus seres queridos. Sobre todo a aquellos que les despertaron la pasión por el club de barrio Jardín.
Sin embargo, en una instancia de felicidad sin igual, es inevitable acordarse de los que se fueron yendo hacia un cielo albiazul mientras Talleres recuperaba un poco de su grandeza. Estar presentes en cuerpo y no solamente en almas y corazones queridos.
"Esto es por vos, Ernesto Salum", fue el comentario que subió a su facebook el escribano Ramiro Villa, allegado a la gestión de Andrés Fassi, y quien abrazó fuerte a su padre Julio en el mítico estadio, como hubieran querido hacer Cecilia, Matías, Sebastián y Juan Martín, los hijos que tuvo Salum.
O Estela más Candela y Ayelén, esposa e hijas albiazules que tuvo Alberto Escalante, otro gran directivo y que también se fue antes de tiempo.
Cómo extrañará Andrés Fassi a su padre que vio el inicio de su gestión en Talleres. Qué hubiera dado por un abrazo más de Juan, su padre, ahí, en el Morumbí.
Ese mítico lugar en el que también está los Oviedo con la bandera en la que está dibujada Marisol. ¿Cuántos viajes habrá hecho por Talleres?
¿Y Gladys, Federico y Flor, esposa e hijos respectivos del gran Amadeo Nuccetelli, el histórico presidente albiazul? ¿Y los amigos de Amadeo? ¿Qué habría hecho el Pelado en este momento por Talleres?
Todos hubieran dado lo que fuera para vivir estos momentos con esos que se fueron a un cielo albiazul. Las cosas del destino. Ahí cerquita de donde jugó Talleres Manuel García vacacionaba en Brasil con su mujer Mary y sus hijas Deborah, Belén, Cintia y Guadalupe, a la espera de que su Talleres volviera a ser internacional.
¿Qué habrán sentido Valencia y Jerónimo Ottonello, los hijos de Adrián, un histórico colaborador de Talleres, que también se fue sin avisar? Talleres en el Morumbí y ellos, extrañando al padre. Seguro que lo mismo que los Szumik sin su padre Víctor.
Los mencionados son apenas algunos apellidos de una larga lista que se añora. Igual, seguro que estuvieron, en el Morumbí. Alentando a Talleres y velando por sus cariños.
No les quepa la menor duda.
Porque son así de eternos. Como la pasión que sentían por Talleres.