En una tarde sofocante y después del agobio de tres derrotas consecutivas que lo relegaron en la tabla, el Albiazul venció a Gimnasia y se reacomodó. Y respira.

Fue un soplo de aire fresco. En una sofocante tarde de abril en el estadio Kempes, Talleres le dio algo de alivio a sus hinchas ganándole a Gimnasia 2-0. Los goles de Aldo Araujo y Junior Arias, ambos en el segundo tiempo. Y esta victoria le da un respiro al equipo de barrio Jardín luego de tres derrotas consecutivas. El lunes 30, la T visitará a Unión, un rival directo para la lucha en el ingreso a las copas internacionales, el objetivo de los muchachos dirigidos por Frank Kudelka.

El calor intenso y pegajoso hizo que pareciera que los dos equipos tuvieran el freno de mano puesto. Movimientos lentos, poca velocidad, poca sorpresa y pocas llegadas. Y fue Gimnasia quien pareció acomodarse mejor las condiciones climáticas de este raro abril veraniego.

El Lobo fue inteligente en el inicio y, con el manejo de Rinaudo y Alemán a espaldas de Guiñazú, incomodaron a Talleres que no está acostumbrado a correr sin la pelota en los pies. A pesar del dominio con pelota, nunca hubo peligro para el arco de Herrera.

Recién a los 24 del inicio, pareció despertarse Talleres. Joao Rojas, tirado como volante, esquivó dos rivales y Martín Arias, arquero visitante, contuvo. Esa jugada levantó un poco a la gente que veía que a la T le estaba costando mucho.

Desde afuera, los cerca de 25 mil hinchas que se llegaron al Kempes a alentar a la T, vieron que el partido podía inclinarse a favor de los dirigidos por Kudelka. A los 31, la más clara: Quintana peinó una pelota desde un tiro libre que pegó en el palo. En la jugada siguiente, Oreja mandó al córner anticipando a Silva que se relamía por hacerle un gol a su ex club.

Ya era más la T. A los 35, Guiñazú se disfrazó de enganche para habilitar a Ramírez que le pegó mal y, antes del cierre de la primera parte, Olaza probó dos veces desde afuera. Una la sacó el arquero y, la segunda, pasó cerca del travesaño.

La sensación, en el final de la etapa, era de que lo mejor estaba por venir para Talleres.

Y fue así, a los 2 del complemento, Ramírez lo tuvo para Talleres. Guanini, el juvenil defensor visitante se lo impidió. A los 10, el ingreso de Junior Arias le dio una opción más de ataque.

Seis minutos más tarde, el mismo uruguayo inició la jugada del 1-0 entrando al área, habilitando a Silva que definió al cuerpo del arquero y, en el rebote, el centro que tiró Ramírez, encontró a Araujo que, de palomita abrió el marcador y el desahogo para los hinchas albiazules.

Luego de conseguir la diferencia, y ante la inacción de su rival, Talleres empezó a volver a hacer su juego de tenencia intentando utilizar toda la cancha. Hasta que, en el cierre del partido, llegó el segundo de Junior Arias para desatar la fiesta definitiva y el airecito fresco que le hacía falta a los hinchas después del calorón sofocante de la tarde del Kempes.

Y ese respiro se dio cuando más hacía falta: luego de las tres derrotas consecutivas y de que las dudas empezaban a poblar el universo Talleres.