Talleres muestra una admirable evolución en la cantidad de toques que hace antes de convertir. Desde los nueve iniciales del 1-0 parcial de Arias a Lanús, a los 15 del tanto del uruguayo frente a Atlético Tucumán.

El legado de este Talleres conducido por Frank Darío Kudelka, ordenado por Pablo Guiñazú en la cancha y armado por el presidente Andrés Fassi, no está conformado exclusivamente por los resultados que hoy lo muestran como escolta del líder Boca, a ocho puntos, y comprendido entre los equipos que serán internacionales en 2019, una condición que no alcanza desde hace 17 años.

Sus formas son las que van a quedar. Sigue siendo un equipo de ataque más allá del rival, de la cancha y del recurso humano del que dispone. Como sea, la táctica nunca varió. Ni siquiera cuando en su regreso a Primera el equipo tuvo un arranque indeseado de cinco partidos sin triunfos.

Lo que cambió fue la estrategia y así nació el ADN con el que se reconoce al equipo albiazul desde hace casi dos años. Desde aquella primera aparición ante San Martín de San Juan hasta estos días. Desde el juego que fue la primera victoria en Primera, Talleres bajó la idea del "toco y me voy", aquella frase del inolvidable Luis Pentrelli.

Una de esas formas es la puesta en valor del pase como recurso para convertir. Ese es el verdadero legado que ha recuperado este equipo para poder llegar a sus objetivos. Todos sus comportamientos se rigen por el toque. Sus actos ofensivos y defensivos; de rapidez o de pausa; de vértigo y de paciencia; de maximización de virtudes y de minimización de defectos.

Es cierto que ningún jugador tiene la misma técnica, pero más de uno piensa dos veces antes de sacarse la pelota de encima. Si hasta Carlos Quintana se anima a salir jugando. Siempre es mejor volver a empezar que dividirla. El pase estableció varias sociedades, la mayoría a partir del funcionamiento del tridente de volantes, que encabeza Pablo Guiñazú. Es el capitán del orden para recuperar la pelota o iniciar el juego del equipo. Desde la cesión inicial hasta la final. "El Cholo" marca el camino. No por nada está en el podio de los que más recuperan y de los que mejor entregan desde el torneo anterior.

"El futuro está en el arco de enfrente. En el potrero no me enseñaron a empatar", asegura Frank Kudelka.

15 toques y un golazo

La calidad del 1-1 parcial obtenido por Talleres contra Atlético Tucumán es insoslayable. Hubo 15 toques desde que Guido Herrera hizo el primer pase hasta que Junior Arias convirtió. Nada más y nada menos. En el medio, la pelota fue pasando por Komar (3 veces), Ramírez (3), Olaza (2), Quintana (2), Rojas, Leonardo Godoy y Guiñazú. Excepto Aldo Araujo y Santiago Silva, la tocaron todos los jugadores.

El valor agregado es que esa jugada fue lograda cuando restaban 15 minutos, Talleres perdía 1-0 y Atlético Tucumán se defendía a capa y espada, confiado en la seguridad de su arquero Augusto Batalla, la figura de la noche. Fue un momento en el que el cansancio y la urgencia por remontar el juego, hacen que el respeto por una idea de juego, pueda desaparecer a cambio del frenesí de irse hacia adelante como fuera.

Talleres produjo esa joyita y terminó dando vuelta el juego porque obligó a su rival a un ida y vuelta, en el que le terminó ganando por 3-1.

Todos Juntos

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El inicio

No es casualidad sino más bien causalidad que Talleres convierta así. Desde el inicio mismo de la Superliga, la "T" fue ofreciendo goles así. El 1-0 parcial del uruguayo Arias a un Lanús que terminó perdiendo 5-2, contó con nueve toques que unieron a todas sus líneas. La redonda fue tocada con el siguiente orden: Herrera, Gandolfi, Olaza, Menéndez, Reynoso, Palacios, Menéndez, Leonardo Godoy y Arias. Este gol, al igual que el logrado el viernes pasado, se movió por ambas bandas y terminó en el medio, con Junior haciendo el pase a la red. Y con gran participación de los laterales, ya que su primera anotación fue tras el tiro en el palo de “Leo”, y el último fue un gran centro atrás del “Bombardero del Prado”.

En el podio de los goles con más toques entran el 1-0 a Patronato, por la quinta fecha, también logrado por Junior, quien había ingresado en el complemento. Fueron siete pases: Palacios quitó, la recibió Guiñazú, jugó para Reynoso, Ortiz aceleró, “Pala” se la devolvió, y el petiso asistió al goleador.

Otro tanto muy valorado por el cuerpo técnico y los jugadores fue el segundo de Juan Ramírez en el 4-0 a River de la séptima fecha. Fueron seis: Herrera le sacó a Olaza, que tiró pared con Rojas y la fue a buscar para mandarse hacia adentro; luego, se la devolvió a Joao y definió Ramírez, en gran forma.

Hubo más piezas con menos toques, pero que también sirvieron para demostrar cómo fue llegando al gol el equipo de Kudelka y que pueden apreciarse en los videos de esta nota. En esa lista, está el gol de Marcelo Torres a Racing (1-1) en una jugada de cinco toques y en la que intervinieron Rojas (2)-Godoy-Menéndez.

Lo cierto es que Talleres (anotó 26 goles) ha redescubierto el valor del pase, para crecer futbolística y numéricamente.

Más allá del resultado final de la temporada, ha sido su primer logro y recuperó una forma de ser, que hacía mucho no se veía. A puro toque.