Los albiazules son segundos y no conocen la derrota desde la reanudación de la Superliga

Con 13 puntos cosechados de los últimos 15 disputados, tres victorias, un empate y un solo gol concedido desde la reanudación de la Superliga en enero, y tres derrotas los 16 encuentros jugados en lo que va de competición, Talleres de Córdoba ocupa una segunda posición en Argentina inimaginable cuando el histórico club albiazul deambulaba por el Torneo Federal A en 2015.

El éxito reciente de Talleres se debe a una gestión sostenible y eficiente desde los despachos, una identidad deportiva definida en donde el bloque brilla por encima de las individualidades y una voracidad de unos jugadores capaces de conseguir que cada partido se juegue a lo que los de Kudelka quieren. Solo así se explica que un equipo que sumó dos ascensos consecutivos y que el año pasado, su primera temporada en la Superliga luego de 12 años de ausencia, consolidó su posición, sea actualmente el conjunto más en forma de Argentina.

A pesar de las salidas de referentes ofensivos como Palacios (Pachuca), Menéndez (Independiente) y Reynoso (Boca Juniors), Kudelka ha construido un bloque que se hace fuerte en las transiciones, capaz de adaptarse a múltiples contextos de partido (repliegue o presión, ataque posicional o contragolpe), que juega igual en cada cancha en la que pisan el verde sus jugadores y con una solidez defensiva que marca las diferencias.

60.000 personas y un ambiente increíble para recibir a un equipo de Tercera

Con 23 años en el fútbol profesional a sus espaldas y 39 primaveras en su DNI, Pablo Guiñazú representa la esencia de Talleres. El capitán se deja el alma en cada encuentro y posee una sabiduría táctica con la que impregna a cada partido del sello de identidad de los albiazules. Si Guiñazu es el alma, Olaza, el lateral izquierdo, es el puñal. El uruguayo es el máximo goleador del equipo con cuatro tantos y desde el flanco izquierdo acapara el desequilibrio del equipo gracias a la profundidad que le aporta al equipo y a la verticalidad de todas sus acciones.

No soy muy amante de las estadísticas. El haber estado en el puesto 300 del ranking FIFA y ahora ser el 53 nos indica que estamos haciendo bien las cosas". Andrés Fassi, presidente de Talleres

El Mario Alberto Kempes recibe cada jornada a más de 50.000 hinchas, el club llegó a esa cifra histórica en 2016 y firmó el récord de la entidad llenando el estadio a pesar de no jugar en Primera división, que han recuperado la ilusión y la confianza en un proyecto que parece un solar en medio de la incertidumbre que acecha a la mayoría de clubes argentinos. En un fútbol donde la irregularidad marca la tónica general, Talleres representa el éxito basado en la continuidad deportiva y la administración seria por parte de la directiva. Andrés Fassi y Kudelka, los responsables de la gloria albiazulEn 2014 cambió para siempre el destino de Talleres. Ese año, el club regresó a las manos de los socios de mano de la elección como presidente de Fassi. Con él llegó Kudelka al banquillo y gracias al DT argentino los logros deportivos. Tras encadenar 38 partidos sin perder, Talleres ascendió desde el Torneo Federal A, la segunda división b del fútbol argentino, a la B Nacional, que sirvió como lanzadera definitiva para el club cordobés.

Su regreso a la élite fue la culminación de un trabajo constante y comprometido por parte de Kudelka. Un entrenador que recuperó la identidad de un equipo hundido. Un director de orquesta que sabe transmitir que quiere de sus jugadores en cada momento. Un gestor capaz de mejorar el rendimiento de una plantilla que tuvo que reponerse a la salida de varios de sus mejores jugadores en el mercado de fichajes. El técnico no prometió ascensos cuando llegó, solo juró compromiso y trabajo. El tiempo le ha dado la razón.