Conocé a Valentina Mansilla y Shirley Sosa, jugadoras de la T cordobesa, quienes ahora visten la casaca de la Selección Sub 17.

Una nueva ilusión hizo escala en el Predio de Ezeiza. Un sueño que mezcla el amor por la redonda y por el país. ¿Cuál es? El Sudamericano Sub 17. Muchas son las chicas que desde chiquitas se imaginan vistiendo los colores Celeste y Blanco, pero son 17 las que lo están haciendo realidad. Dirigidas por Eduardo Sánchez, estas chicas representan esa utopía.

Un ejemplo de ello son Valentina Mansilla y Shirley Sosa, quienes, con tan sólo 17 y 15 años, hoy visten la camiseta de nuestro país. Desde Córdoba, ambas vinieron a Ezeiza con un bolso lleno de historias.

"De chiquita siempre me gustó jugar a la pelota, más allá de que mi mamá me comprara muñecas (risas). No había caso, porque siempre terminaba pateando la pelota", comienza a contar Shirley. Y continúa: "Jugaba en la canchita que había al lado de mi casa, con los chicos de la cuadra, hasta que un día le dije a mi papá que quería jugar al fútbol. Pero recién en 2011 pude ingresar en una escuela de fútbol, que fue la de Talleres".

Una historia parecida es la de Valentina: "Yo nací en Marcos Juárez. Al igual que Shir, empecé a jugar a la pelota a los seis años. Siempre era jugar con varones y yo ser la única mujer. Pero amo el fútbol y no podía dejarlo", comenta.

A pesar de la corta edad, estas dos jóvenes promesas no se amedrentan con esta posibilidad. ¿Por qué? Simplemente porque las cordobesas ya tuvieron su oportunidad de vestir la casaca de la Selección cuando fueron parte de la preparación de sus pares de la Sub 20: "Esos meses que entrenamos con las chicas fueron los mejores meses de nuestras vidas. Aprendimos muchísimo, conocimos a muchas mujeres que aman hacer lo que hacemos que es, simplemente, jugar al fútbol. Hicimos amigas nuevas, fue la mejor experiencia", cuentan ambas con una sonrisa difícil de ocultar.

Pero más allá de Ezeiza y la Selección, Valentina y Shirley tienen una segunda casa. Un lugar donde pudieron aprender muchas cosas y desplegar su fútbol. Los mejores goles, las risas y recuerdos se encuentran en cada uno de los rincones del club Talleres. Sí, en la T, las dos pasaron buenos momentos como, también, aquellos tragos amargos que con el tiempo se van olvidando. "Para mi jugar en Talleres es algo muy lindo. Significa mucho para mí", comienza Valentina, a lo que su compañera agrega: "Yo soy hincha fanática de Talleres, mi sueño era empezar ahí, por eso no me intimidó jugar con varones al principio. Talleres es mi club favorito, mi mayor orgullo".

Con las canchas de fútbol como fondo, estas dos cordobesas se suben al micro que las llevará al hotel donde quedan concentrada toda la semana. Saben que el sacrificio de alejarse de su familia y seres queridos no es en vano. En frente tienen una chance inigualable: poder ser parte de la delegación que viaje al Sudamericano.