El despertador tras el invicto
SIEMPRE HAY UNA PRIMERA VEZ. Y Talleres perdió. Incluso jugando mal, debió empatar ante Maipú. Debe replantearse el nivel de juego. |
Fin de racha. Jugó mal y reaccionó tarde. Y aún no clasificó. Más que la derrota, inquieta el rendimiento, sobre todo como local.
“Talleres no es invencible”. Palabra del técnico del Deportivo Maipú, que asumió esta semana en una difícil para los mendocinos, que sin embargo vinieron al Kempes, ganaron y despojaron de un prolongado invicto a la T, además de frustrar su clasificación anticipada al reducido por el ascenso.
Y no inventó nada el técnico de Maipú para vencer a la T 1-0. Porque Talleres no daba la sensación de ser un equipo invulnerable. Llegó a la punta, sacó diferencias notorias en los números, impuso condiciones en terrenos adversos, pero siempre lució mejor en la tabla que en la cancha.
Dicho por los propios jugadores, ya que el técnico Frank Kudelka es poco propenso a la autocrítica, las mejores producciones de Talleres fueron de visitantes. En el Kempes apareció a cuentagotas, bastante lejos del nivel esperable para un plantel que se armó en calidad y cantidad.
Un satisfactorio debut ante 9 de Julio de Morteros y una convincente goleada sobre Independiente Chivilcoy, y poco más. Y ahora, un par de actuaciones deslucidas, inquietantes, en las dos últimas presentaciones. Talleres encaró el partido con Maipú sabiendo que si ganaba cumplía el primer objetivo de acceder a la fase decisiva. Y jugó uno de sus peores partidos en el torneo. Es cierto que mereció empatar y que si entraba una de las situaciones que dispuso, quizá hasta lo ganaba. Pero nada quita lo mal que jugó en la primera etapa y la impotencia que dejó evidenciada en la segunda mitad.
Sin explosión, sin una partitura y casi sin intérpretes válidos. Como atenuante pueden contarse varias opciones de peligro sobre el final. Pero fueron ante un rival completamente replegado (y que casi lo liquida en una contra desactivada por Ischuk) y apelando al recurso cuasi desesperando de tirar centros a la olla para los tres “9”.
Justo Kudelka, quién renegó de jugar con más de un referente de área, terminó aferrado a la tabla de salvación de ubicar tres al mismo tiempo para acertar con algún cabezazo.
Nobleza obliga, el DT explicó que para su idea de juego de posesión del balón para llegar limpio y tocando, le faltan cultores de peso específico como Raymonda, quizá Beraldi y hasta Araujo (lesionados o suspendidos). Son matices, ayer puso al enganche por naturaleza de este plantel, Juan Pablo Francia, y no dio dividendos. A esta altura lo que se pone en duda es si el sistema planeado por Kudelka y su concepción de cómo encarar los partidos, marcando supremacía a partir del trato de la pelota, realmente prendó entre sus dirigidos. O si la cadena de ADN con la que intentó darle identidad a su Talleres, en algún punto se cortó.
Recapitulando. El conjunto de Kudelka no era invencible y si no había perdido antes fue en gran medida por la inoperancia de varios de sus limitados oponentes.
Perder está dentro de las posibilidades y no habría que dramatizar, ni mucho menos caer en pánico por eso. Sí sería necesario el replanteo que es hora de que el equipo aparezca con la real dimensión que Kudekla pretende imprimir porque se aproxima la hora de la verdad. La clasificación llegará. La próxima fecha o la venidera, es casi inexorable. Y ya no habrá margen de error para pasos en falsos como los dos últimos en casa, ni para actuaciones tan tibias en el Kempes.