Álvarez y la T. El volante, que no se pudo ir a Estudiantes, dice que está enchufado en la pelea que tendrán en estos meses. A seguir.

Ni dolido, ni enojado. Enfocado. Así se puede definir Favio Álvarez en este momento que le toca vivir en Talleres. Pensando en el ascenso. En esta lucha que tendrá no sólo con el equipo, sino también en lo personal. La historia se remite a lo más reciente que le tocó vivir. Su posible fichaje en Estudiantes de La Plata. Pero la noticia de anteayer fue que el club Pincha no lo había inscripto cablegráficamente, para el cierre del libro de pases. Se sabía que hubo una propuesta con opción de compra. Pero, en la formalidad, el club nunca dio el ok.

Es decir, nunca se pudo cristalizar ya que el club de barrio Jardín decidió no prestarlo. Porque lo necesitan para lo que viene. El futbolista sintió que, ante tamaña posibilidad, le daría a su carrera un giro. Incluso el gerente deportivo Mario Ballarino dio el ok para que sea cedido. Sin embargo, la dirigencia le bajó el pulgar.Y eso desalentó de lleno cualquier intento de Estudiantes por anotarlo y seguir con la negociación.

El representante del jugador hizo infructuosas negociaciones, además de que el mánager del Pincha, Agustín Alayes, también mostró una persistencia que al final se terminó desarticulando.

“Yo me dedico a jugar para soñar con el ascenso. De Estudiantes digo que la chance estaba, que no me inscribieron porque claramente ni atendieron a la gente del club y quedó ahí. Yo soy claro. Cuando nos sentamos a renovar el contrato con el club, ellos mismos (los dirigentes) me dijeron delante de mi viejo que si entraba una propuesta de un club de primera me dejarían ir. Yo había cumplido con mi palabra, pero evidentemente la dirigencia no cumplió con la suya”, le repitió ayer a Día a Día el volante albiazul, considerado por el entrenador como una pieza clave en la T.

Lo que pueda venir de ahora en más es indescifrable, pero el jugador elige pensar en positivo. “A esto que pasó lo viví tranquilo. Hay que seguir y hay que meterle. Estoy metido en un cien por cien en Talleres. Siempre lo estuve. Y tenía la ilusión ante una chance así, pero el fútbol es una rueda y hay que pensar siempre hacia adelante”, continuó el talentoso jugador de la T.

Uno de los temas a revisar será su próximo contrato. En un año vencerá su vínculo con la institución y el jugador se quedará con el pase en su poder. Pero Favio no se marea, quiere que el torneo empiece ya. “Yo quiero jugar. O al menos estar bien, diez puntos, para que el entrenador pueda disponer de mí y estar siempre listo, preparado. Yo tengo una gran expectativa con el torneo. Tenemos que apoyar a los compañeros que jueguen si no nos toca y si juego, hacerlo por los compañeros y por la gente que no merece sufrir más. Hay que hacerlo por el grupo y por la gente, por nadie más”.

Para Ghiso es su figurita difícil. Lo primero que dice Jorge Ghiso cuando sale de la práctica es: “Álvarez es el mejor jugador del equipo que tengo”. El técnico, más allá de una afirmación rimbombante, está diciendo que no quiere que se le vaya. “Ghiso siempre me habló muy bien, de frente. Comprendió por lo que pasé, porque fue jugador y sabe, pero yo me debo a lo que él decida”, dice Álvarez, la “figurita difícil” de Vitrola en la T.

El técnico lo tiene como uno de los estandartes ofensivos y espera que le dé buenos frutos para la temporada que arranca en semanas. “Yo quiero jugar, pero quiero cumplirle y rendirle al técnico. No sólo en los partidos sino en los entrenamientos. Si él decide que juego, jugaré. Y si decide que no, apoyaré a mis compañeros. De eso se trata, por más que uno siempre quiera jugar”, dice Favio. El técnico lo hablará bien, para motivarlo, para que dé lo que espera.