¿Quién puede discutir el esfuerzo que hace un grupo de empresarios para sostener a Talleres? Nadie. ¿Quién puede cuestionar la capacidad de gestión institucional? Nadie. No se trata de eso. ¿Y del andar deportivo? Hay cosas para discutir, seguro. ¿Es el momento, ahora? Quizás no. ¿Alguien puede decir que este equipo es un desastre? Nadie (Tampoco que este Talleres es un “fuera de serie”). Eso también está claro. Está desandando el tramo inicial. Peleándola. Llevándola y consiguiendo de a poco el objetivo. Y está claro que falta un montón. ¿Alguien puede decir que los jugadores como grupo son un desastre? Nadie. ¿Qué hay halcones o palomas? Menos. ¿Alguien puede decir que Sialle es un chanta? Nadie. ¿Qué no labura? menos. ¿Qué no le da el cuero? mucho menos. ¿Qué no encuentra la regularidad? Sí, está claro, al equipo “algo le falta” aún.

Pero Talleres no es “un desastre”, ni tampoco “está ascendiendo”. Está buscando un objetivo. Y los que juegan desde afuera, los que tienen facilidad de micrófono, sean más “hábiles”, más vivos. El equipo necesita también de esa cordura.