Académicos y matadores empataron 1 a 1 en la tarde dominical del Kempes y dejaron todo abierto para el partido de vuelta del miércoles. Los goles, Riaño y Molina. Si bien los de Bonetto hicieron un poco mejor las cosas, no pudieron plasmar la diferencia en el marcador.

El día arrancó movidito. Ni bien abrieron las boleterías, cerca de las 12 del mediodía, la gente se volcó hacia el Kempes casi desesperadamente en busca de sus entradas. A medida que las horas avanzaban, la cosa se ponía rara. El marco de público minutos antes del comienzo del juego no era el esperado, a simple vista la cantidad de gente no se correspondía con el clima generado en la previa, se respiraba un aire extraño. Ahora bien, una vez que estuvieron todos, el estadio se encendió para nunca más apagarse. En las tribunas se vivió un duelo incesante de cánticos, algarabía, fiesta y aguante, cada uno a su modo, cada uno con sus colores.

Sin muchas ideas maravillosas, sin llegar a mostrar nada del otro mundo, algunos de los muchachos que estaban dentro de la cancha se engancharon con el ritmo propuesto desde afuera, y comenzaron a disputar un clásico intenso. Por momentos, muy arriba, con mucha velocidad, con llegadas interesantes y sobresaltos en los arcos. De a ratos, más trabado, reñido, peleado y disputado en el medio. Pero, por lo general, intenso y emotivo.

Y si hablamos de emotividad, está claro que en el fútbol, quien habitualmente la trae bajo el brazo, es el gol. A los 15, tras una jugada por derecha y un centro atrás, Riaño abrió el marcador, puso en ventaja a la "T", levantó las manos tímidamente como queriendo pedir disculpas a la hinchada de su ex equipo, y terminó de encender el partido. A partir de ahí, Racing entendió que perder el primer partido de una llave de ida y vuelta no era negocio, y de a poquito comenzó a llevar el juego hacia donde más le convenía. Talleres retrocedió y cedió el balón, la "Academia" aprovechó el espacio conquistado, y segundos antes de que termine la primera parte, volvió a poner las cosas como estaban al comienzo, por medio de Molina.

Tras el descanso, el juego siguió mas o menos como venía. Si bien en los primeros minutos del segundo tiempo estuvo una marcha más abajo, la cuestión fue retomando su temperatura y las emociones continuaron llegando, una tras otra. Tiros en los palos, definiciones "mano a mano", cabezazos, fueron alimentando y dándole forma a un partido no brillante, pero sí atractivo.

Al final del encuentro, haciendo un balance de las ocasiones de gol, del dominio de la pelota y del modo de encarar el juego, quedó la sensación de que el empate no estuvo decididamente mal, pero que sí tendría que haber habido un ganador, ese debía ser Racing. Pero más allá de los merecimientos, la cosa terminó como comenzó, empatada. Y ahora, los mismos protagonistas deberán verse las caras el miércoles en el partido de vuelta, para terminar de definir la cuestión.

La definición está abierta, El pase a la próxima instancia puede ser para cualquiera de los dos. Y no hay mucho tiempo para trabajar. Descansar, relajarse, repensar el duelo, hacer algún que otro movimiento táctico, y volver a subirse al colectivo para encarar hacia el Kempes. Nos vemos en unos días.

Síntesis


Racing (1): Gerardo Godoy; Germán Noce, Hernán Fernandez, Gastón Molina, Gabriel Cedrón; Rubén Molina, Lucas Oviedo, Marcos Carrasco, Albano Becica; Luis Rivero y Pablo Vilchez. DT: Marcelo Bonetto.

Talleres (1): Leandro Requena, Nicolás Romat, Juan Pablo Rezzónico, Luciano Precone, Walter Ledesma; Gabriel Carabajal, Emiliano Gianunzio, Agustín Díaz, Román Strada; Claudio Riaño y Sebastián Saez. DT: Arnaldo Sialle.

Goles: PT 15` Riaño (T); 45` R. Molina (R).
Cambios: ST 17` Jonatan Bay por Cedrón (R), 22` Claudio Francés por Strada (T); 37` Ariel Mascambroni por R. Molina (R), 45` Fabio Álvarez por Carabajal (T), 46` Zárate por Rivero (R).
Amonestados: Noce, Cedrón y Bay (R); Romat, Rezzónico, Strada y Francés (T).
Árbitro: Carlos Boxler (regular)
Estadio: Mario Alberto Kempes
Público: 20 mil personas (aporx.)