Ataja a casi 4 mil metros. El ex Talleres es figura en el Bolívar de La Paz. Brilla en la Copa Libertadores.

Marcos Argüello está “concentrado”. Está en un hotel de La Paz, Bolivia. En la altura, sí, a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar. Donde la vida no es fácil, pero tampoco es imposible. Donde se siente a gusto, según le cuenta a Día a Día. En La Paz está en paz. Allí vive un momento feliz, en todo sentido. El cordobés de 30 años, que nació en Villa María, respira emocionado porque su mujer, Celeste, está embarazada de cinco meses. Aunque él lo define mejor: “Estamos embarazados”. Esperan a Allegra.

Marcos afirma que en La Paz “todos los mitos son verdad”. “La pelota no dobla, ja. Es cierto. Que te cuesta respirar, también es cierto. Todo lo que se dice que afecta al futbolista, es cierto”, apunta.

Lo sabe de primera mano porque es el arquero titular del Bolívar, el club con más chapa del hermano país. Ahí llegó de la mano del DT Guillermo Hoyos, otro cordobés, que a su vez lo conocía de Chipre.

Pero para no marear con países distantes en el mapa, vale la pena hacer un poco de historia sobre la carrera de Marcos...

Argüello hizo las inferiores en Chacarita y llegó a ser suplente de Vivaldo y Navarro Montoya. Hasta que llegó a Talleres, donde finalmente debutó como profesional en 2003. En la T las pasó a todas. Fue el 1 del equipo de J.J. López el día del descenso ante Argentinos, en 2004. “Algunos me echaron la culpa en ese partido y eso que era un chico que dejaba el alma por la camiseta. Porque soy hincha. Pero ya está, ya pasó”, remarca. Fue titular el primer año de la T en la B Nacional, allá por 2005.

Luego, lo cortó “la persona que estaba a cargo del club, a quien prefiero no nombrar”. Se refiere al ex gerenciador Carlos Granero. Tras ese paso por Talleres (“Mi segunda casa, de la cual tengo los mejores recuerdos pese a todo”), fue a Defensa. Salió del país para ir a Guaraní de Paraguay. Y, cuando volvió a Argentina, estuvo a punto de arreglar con “un club grande de la B Nacional”, pero la negociación se cayó y debió entrenar seis meses en soledad.

Entonces descubrió a una persona que le “ayudó muchísimo”: Néstor Cristori, quien le compró el pase y lo sacó de la quiebra de Talleres. Fue Néstor el que en 2008 lo acercó a Juniors, donde comenzó el despegue de Marcos. En 2009 saltó a España, para jugar en el Orihuela. En 2010 fue a Chipre, donde le fue “de diez”. Se incorporó al Anorthosis. El DT era Hoyos. Después, Hoyos acordó dirigir en el Bolívar y lo primero que hizo fue pedir por Argüello. Y así cierra el círculo que tiene a Marcos en este presente feliz. Hace 15 meses que es titular. Ya fue campeón, y no sólo eso: es vital en el Bolívar que logró la histórica clasificación a los octavos de final de la actual Copa Libertadores.

“Histórica” porque hacía 12 años que ningún equipo boliviano pasaba de la fase de grupos. En los octavos, a Bolívar le tocó bailar con la más fea: Santos, el último campeón, el cuadro de Neymar y Ganso. El miércoles se jugó el partido de ida en el estadio Fernando Siles de La Paz. Ganó Bolívar 2-1. “No nos tenían mucha fe y es lógico, pero ganamos porque jugamos bien, más allá de lo de la altura. Nos va bien porque estamos profesionalizando el fútbol boliviano”, se enorgullece. “Ahora hay que ir a Brasil a jugar el jueves 10. Ningún equipo boliviano volvió de allá con menos de cuatro goles en contra. Ojalá yo pueda hacer que quedemos en cero”. Argüello, un arquero con altura, sí que puede hacerlo...