Entrañable. El campeón del mundo Luis Galván se puso la nueva y rememora las viejas casacas. Y demanda “respeto” al plantel que la use.

Es abrir una ventana a los recuerdos. Son piñas de verdades las que caen de golpe en la cara. Menotti, el Toto Lorenzo, Amadeo Nucettelli, Labruna y un montón de periodistas de El Gráfico, pero de cuando “era El Gráfico” hacen cola para elogiarlo.

Las notas eternizadas en la imprenta cuentan que el duelo entre el joven maravilla Diego Maradona y el veterano Luis Galván tuvo una lucha encarnizada en los 90 minutos en la que primó “la experiencia” y en la que no hubo pierna fuerte. “No sabés lo que fue ese partido contra Maradona, durísimo”, se lo dice el santiagueño leyenda gloriosa del mejor Talleres de todos los tiempos, que fue titular de punta a punta en 1978 con coronación como campeón del mundo y que fue titular en el Mundial siguiente, en 1982, con titularidad absoluta hasta la triste eliminación ante Brasil.

“Me cuidé, tuve suerte, constancia y templanza para los momentos duros”, cuenta el Lucho. Aquel que después de la durísima caída en 1978, en la recordada final contra Independiente, se subió a un avión a los pocos días para jugar una copa de verano con River, Boca y Racing. “Había que estar y poner la cara y nos la bancábamos”, refuerza. “¿Y después del Mundial?”, cuenta y sigue: “Tras salir campeón del mundo a la semana tenía que jugar con Huracán de barrio La France. ¡Así era fútbol nuestro, antes!”.

Caen las notas por doquier, no alcanzará esta página. “Venite un día que te invito una picada, pero vos me debés dos asados con las notas que te mostré”, dice en broma el Luis, viejo portador de modelos increíbles de camisetas de la T, hasta las más insólitas. “Esta nueva es hermosa. Me encanta. Ojalá que los muchachos entiendan lo que es esa T en el corazón y a nosotros nos tocó usarla en una época de oro. Yo no quiero más estar en el Argentino A, no veo las horas de que nos vayamos de acá”, cuenta con nostalgia y agrega: “Que los jugadores en vez de preocuparse por peinarse o por los colores de los botines, se echen un poco de agua con las manos sobre la cabeza y salgan a jugar, que sean dignos de la camiseta y de jugar para ganar”.

Amontona las camisetas y dan ganas de meterse una en el bolso. Hay modelos casi exóticos, pero él sabe que es un modelo histórico que alguna vez tienen que volver a aparecer. “Los Galván, los Willington, los Valencia, los Ludueña. Los estamos esperando y ojalá que alguna vez vuelvan a aparecer”, cierra como debe ser, con nostalgia.