Tras el pitazo final y la victoria albiazul, los jugadores de Racing se fueron contra el árbitro, y luego se sumó la Policía para protagonizar un escándalo de proporciones.

El gol agónico de Talleres, sumado a las protestas de los jugadores de Racing por el arbitraje de Darío Herrera y los minutos adicionales, motivaron una batalla campal. El hermano de Gustavo Coleoni, el “Negro” Camors y otros jugadores de la Academia se fueron detenidos, junto a algunos directivos como saldo después de un escándalo con pocos precedentes. Cerca de la platea “Roberto Gasparini” se armó el tumulto, donde fue necesaria la intervención policial y efectivos de civil. Pasó de todo: palos, caños y golpes de todo tipo. Varios minutos duró la trifulca.

Y cerca del vestuario, en la manga, prosiguieron las acciones, porque el presidente de Racing, Antonio Ruiz, reclamaba a la organización la presencia de varios particulares. Y en las tribunas, también hubo rencillas con la Policía, que motivaron disparos de balas de goma, palos y demás. “Acá no vengo más, acá no juego más con ustedes, vayan a Nueva Italia”, esgrimió en caliente Ruiz.

El juez no avisó si llevará informados a varios jugadores albicelestes, aunque se descarta que si (uno de ellos es el PF de Racing, Claudio Fonti). Mucha presencia hubo a la salida de los camarines, con los ánimos caldeados, sobre todo cuando el entrenador de arqueros de Nueva Italia, Fernando Camors, fue retirado por detención, además de esguince y golpe en el peroné de la secretaria de prensa y la fotógrafa oficial de Racing. Y hasta la ligó el juvenil de Racing, Leonel Penner.

Pocas cosas claras, mucha impotencia y nerviosismo, en un clásico que no merecía este final.