Crivelli, arquero de Talleres, cuenta que recibe gastadas de las hinchadas rivales por el buzo rosa que utiliza.

No siente vergüenza. Ni un poquito. Al contrario, le sirve para agrandarse y hacer oídos sordos de todo lo que le dicen. Y no le dicen cosas bonitas, que digamos. El arquero de Talleres, Federico Crivelli, no esconde su predilección hacia el buzo rosa con el que defiende el arco en cada partido, por más que sea un color atípico en el mundo del fútbol (N. de R.: antes del Mundial, la Selección argentina jugó ante un combinado de Jamaica en Mar del Plata y el arquero de Godoy Cruz, Nelson Ibáñez usó un buzo fucsia). Pero no se arrepiente y le pone el pecho a la situación: “La empecé a usar cuando jugaba en Temperley, hace dos años, y me trajo suerte, pero no la uso de cábala. Me terminó gustando. De todas maneras, a los partidos no los ganamos porque me da energías el buzo sino porque los compañeros se matan 90 minutos en cada partido. A no confundir”, dijo Crivelli, con un toque de humor cómplice.

- ¿Qué fue lo mejor que te gritaron en una cancha?
-De todo menos lindo (risas), pero no me importa, al contrario me alienta. Una vez en cancha de Nueva Chicago, uno detrás del alambrado me gritó: “Arquero, parecés Zulma Lobato”. No me pude dejar de cagar de risa (sic). Uno ya se prepara para recibir insultos cuando va a ocupar el arco de los locales. Esto es así, pero no me desconcentro, cuando el partido empieza, uno ya no escucha lo que pasa en las tribunas.

- ¿Te vas amoldando a lo que es el Argentino “A”?
- Somos conscientes de que todos los partidos van a ser trabados y sufridos como el que le ganamos a Desamparados. Y si todos nos juegan a muerte, nosotros tenemos que responder de la misma manera o más todavía. En Talleres, todos los domingos hay que rendir examen. Tenemos que estar mentalizados para esto.

- ¿Sigue el buzo rosa?
- Que se vayan acostumbrando, y vayan preparando insultos, porque al buzo rosa no me lo cambio por nada del mundo.