...pero mientras nos den los números tenemos posibilidades”, dijo el DT de la T. Se fue preocupado y molesto del Chateau.

Nada de gritos. Voces apagadas, trompas largas y dudas. Demasiadas, molestas, inoportunas. En un vestuario extraño Talleres intentaba reponerse del piñón que significó el empate 1-1 con el Santa. El mareo por el cimbronazo hizo que se demoraran en salir para hablar con el puñado de micrófonos. Decir en caliente no era una buena estrategia.

Al rato fueron apareciendo. Algunos, como Federico Lussenhoff y Matías Giordano, eligieron el silencio mientras que otros tomaron aire, si es que había, y se dispusieron a dejar las impresiones del segundo igualdad en el Pentagonal Final.

Todos esperaban a Andrés Rebottaro para saber su análisis con respecto al juego. Con las ojeras dominando su rostro, agotado y molesto por la derrota habló de las sensaciones que lo invadían: “Molesto estoy, por cómo se presentó por cómo fue, porque tuvimos la pelota y no pudimos. Me voy preocupado”. Cuando se le consultó con que se iba molesto agregó: “Por haber tenido la pelota y no haber resuelto en ataque. Prácticamente lo hicimos todo el partido, pero a veces las cosas salen y hoy no nos salieron”. El ingreso de Pablo Rolón por Mateo Martinelli sorprendió a varios y Tito se encargó de explicarlo: “Saqué a Martinelli porque estaba cansado y se notaba que estaba agotado. Mientras nos den los números, hay que pensar en ganar los dos partidos que nos restan, todavía tenemos posibilidades y lamentablemente dependemos de algún resultado”.

Otro decidido a hablar fue Lisandro Sacripanti que fue realista: “Dependemos de otros resultados, esa es la verdad. Se intentó por todos lados y no se puedo, que se le va hacer. Hay que seguir luchándola para conseguir un triunfo en Tres Arroyos”, cerró el delantero que fue reemplazado por Damián Solferino, a los 17 minutos del segundo tiempo.

Más voces, igual bronca. Mateo Martinelli, uno de los mejores en el Matador, sostuvo: “Estamos todos muy calientes y muy molestos porque fuimos superiores en los dos partidos, frente a Estudiantes y con Santamarina y no pudimos llevarnos la victoria”. Sobre su salida en el complemento, el volante aclaró: “Mi salida fue una disposición de Tito. Yo estaba bien pero capaz Andrés buscó otra solución por ese lado”. Dolido, el goleador de Talleres, Damián Solferino, que reclamó un penal sobre el final del juego manifestó: “Es penal claro, no soy de simular, se que estaba cara a cara con el arquero y me tocan el pie de apoyo. Nos robaron el partido”, disparó a secas Solfe.

Sebastián Navarro estaba cabizbajo y lanzó: “Estoy re caliente y con mucha bronca. En el primer tiempo desbordamos pero faltó meterla. No nos puede pasar esto a nosotros pero hay que remarla”.

El mediodía ganaba la escena con el sol en su máximo esplendor. Los futbolistas querían irse rápido, era lógico después de todo.

El hijo con otra camiseta y el padre en la popu de la T. Siempre que se vuelve a donde uno nació millones de recuerdos golpean la puerta de la nostalgia. Ello le sucedió a Emanuel Giménez, el volante cordobés que ayer jugó para Santamarina de Tandil pero que durante mucho tiempo defendió la camiseta de Talleres.

El Ema, como le dicen sus allegados, vivió una tarde intensa desde lo emocional por enfrentar a su ex club que lo vio crecer. Ni hablar de su padre, José Luis, que lo siguió desde la popular norte. “Soy hincha de Talleres, pero es lindo ver a un hijo jugando al fútbol. En un momento dije mirá la pelota que corto el Ema y me miraron todos”.

“Se sufre mucho en estos casos. Por un lado quería que ganara la T y por otro uno desea que a su hijo le vaya bien y progrese en el fútbol. Pero me duele que Ema no juegue en Talleres pero son las cosas que tiene el fútbol.