El juez Tale fue apartado, y el fideicomiso será controlado por otro magistrado. Ateliers podrá volver si corre su Apelación al desalojo.

"No es mi afán ser odioso. Pero si el Imperio Romano cayó, si a Jesucristo lo mataron, Talleres puede desaparecer también. Seamos realistas. Entre desaparecer y aceptar jugar en una división inferior, la segunda es una opción".

En una de sus pocas apariciones periodísticas, el juez Carlos Tale –ayer apartado de la causa que lleva la quiebra de Talleres– daba cuenta en noviembre pasado del riesgo institucional que podría correr el club con el descenso al Argentino A.

Al mismo tiempo anticipaba la salida de Carlos Ahumada y Ateliers SA de la concesión de la "T" para buscar una nueva solución que garantizara el pago de una deuda de 29 millones de pesos, en ese entonces a 2014 como máximo, y garantizara el mantenimiento del club (633.500 pesos por mes), sin endeudarse.

Lo que no contempló en aquel presagio fue la posibilidad de su propia salida, a poco de cumplir los 15 años de entender en el tema Talleres, primero en el concurso de acreedores (1994-2004) y luego en la quiebra (2005-2009). Es que en su búsqueda por encontrar un nuevo inversor, Tale decidió aceptar una invitación de la Fundación Azul Blanco (grupo de auxilio económico del fideicomiso, legitimado en el proceso) a México, para comprobar las obras del Pachuca, que luego presentaría una propuesta para administrar a la "T".

Ahumada, que no encontraba la manera de encauzar la vuelta de Ateliers al club tras el desalojo del 8 de setiembre, aprovechó el flanco libre y pidió la recusación del magistrado, algo que ya había intentado en dos oportunidades anteriores apelando a notas periodísticas, en las que le endilgaba adelanto de opinión y pérdida de objetividad.

A fines de octubre, Ahumada denunció un "golpe de Estado", ya que el viaje fue pagado por la Fundación Azul y Blanco, que luego presentó a Andrés Fassi (director deportivo del Pachuca de México) como futuro inversor, apenas Ateliers fue desplazada de la concesión.

Ayer, la Cámara Tercera de Apelaciones en lo Civil y Comercial hizo lugar a la recusación planteada por Ateliers. Beatriz Mansilla de Mosquera, Julio Fontaine y Guillermo Barrera Buteler consideraron que con el viaje a México, Tale quebró la "equidistancia" que un magistrado debe guardar entre las partes del proceso, que no hubo notificación a las partes involucradas –léase acreedores y Ateliers (tiene pendiente su apelación al desalojo)– y que tampoco avisó al Tribunal Superior de Justicia (TSJ).

Tale puede recurrir el fallo. Mientras tanto, la administración del club seguirá a cargo del fideicomiso, aunque con el control de otro juez, que será sorteado por el Tribunal Superior de Justicia, en estos días.

Ahumada consiguió la salida del juez que lo desalojó. Pero para volver a ser el concesionario debe esperar que la misma Cámara Tercera le dé curso a la apelación que presentó contra el corte del gerenciamiento, un fallo que se demorará algunos días. Ésa es la expectativa de mínima. La de máxima es que el TSJ lo faculte para continuar hasta 2014 ya que analiza si aquel famoso pedido de prórroga estuvo bien denegado por Tale.

Los argumentos de Tale. Tale reconoció haber viajado por invitación de la Fundación y dijo que ésta sólo tomó a su cargo el pago del "pasaje de ida". Negó haberse alojado en una casa particular (Ateliers sostenía que era la de Fassi) sino que lo hizo "en un hotel de la cadena Caminos del Rey o denominación parecida", y que el viaje lo realizó dentro del marco de sus atribución de "controlador judicial del fideicomiso". También afirmó que trabajó intensamente el sábado 10 y el domingo 11 de octubre pasados.