Hace 30 años el “Diablo” metía la cola en La Boutique
                
            
			
        El 25 de enero de 1978 Independiente se consagraba campeón en Córdoba. Talleres ganaba 2 a 1 y el "Rojo" tenía tres hombres menos. Videos y fotos de un partido histórico.
 Hoy se cumplen 30 años de la histórica final en la que Independiente se  consagró campeón en La Boutique de barrio Jardín ante Talleres, que  tenía tres jugadores más y ganaba el partido a pocos minutos de la  culminación del encuentro (ver “Paco, ¿por qué no cortaste la luz?”, 24-01-2008). 
  
El partido decisivo culminó empatado en dos goles y por el doble valor  de los goles conseguidos como visitante (habían empatado 1-1 en la ida,  en Avellaneda, cuatro días antes), Independiente festejó el campeonato. 
Pero lo cierto es que lo hizo en circunstancias poco menos que  desfavorables, ya que consiguió el empate por medio de su máximo ídolo,  Ricardo Enrique Bochini (quien casualmente cumplía 24 años ese día),  cuando el equipo ya jugaba con tres hombres menos. 
 A lo "Diego".  Es que a los 24 minutos de la segunda  parte, en una enfervorizada "Boutique", el otrora delantero Ángel  Boccanelli metió la mano ante un centro que llegó desde la derecha y  mandó la pelota a la red. 
El árbitro Roberto Barreiro no observó la infracción y  convalidó la conquista para que el elenco de Roberto Saporiti (hoy DT  de Olimpo de Bahía Blanca) se pusiera 2-1 arriba, resultado suficiente  para que los cordobeses consiguieran su primer título en el  profesionalismo. 
"Yo supe que el general Luciano Benjamín Menéndez (luego  protagonista de la guerra en Islas Malvinas en 1982), que entonces era  el gobernador de Córdoba, estaba muy interesado en que Talleres saliera  campeón. Y ese partido fue muy raro, muy raro", recordó Bochini, el  protagonista principal de aquella noche "mágica" del once de  Avellaneda. 
 Tres menos.  Es que luego del gol de Boccanelli, el  mediocampista central formoseño Rubén Galván le comentó al árbitro  Barreiro: "Lo que usted cobra es una vergüenza. Tengo dos hijos, ¿por  qué no me echa?", le solicitó el más tarde integrante del seleccionado  argentino campeón del mundo en 1978. 
Acto seguido, Barreiro le mostró la tarjeta roja. Y entonces  llegó la protesta de Omar Larrosa (otro volante que supo vestir la  camiseta argentina bajo la conducción del DT César Luis Menotti) y el  reclamo fue similar: "Esto es una usurpación, porque no me expulsa"  pidió el ex mediocampista de Huracán y Boca Juniors, entre otros  clubes. Y el juez le cumplió "su deseo". 
Las expulsiones enloquecieron al capitán Enzo Trossero, quien  comenzó a hacer el clásico gesto de "apoyar una mano sobre la otra"  dando a entender que el árbitro habría estado pago para que ganara  Talleres. Entonces, el defensor del "Rojo" vociferaba a quién quisiera  oírlo: "Ladrones, ladrones, así salen campeones". Obviamente, Barreiro  lo escuchó y le marcó el camino de los vestuarios. 
 Amagaron con irse.  Con tres hombres menos,  Independiente debía recomponer las líneas y jugarse la patriada. Para  ello, Pastoriza, quien obligó a sus jugadores a permanecer en el campo  a pesar de la inferioridad numérica, hizo dos cambios recordados: metió  a Ricardo Bertoni (no era titular porque se estaba recuperando de una  lesión) y a Mariano Biondi. Y le dieron sus frutos. 
"Estaba tan fastidioso que quería que me echaran. Me acuerdo  que perdí una pelota en mitad de cancha y lo crucé muy feo a (Víctor)  Ocaño, en una jugada que merecía ´anaranjada´", se sincera hoy Bochini,  el responsable máximo de la gesta que empezó a concretarse cuando el  reloj marcaba los 38 minutos del segundo tiempo. 
"(Rubén) Pagnanini me dejó la pelota en el medio de la cancha.  Gambeteé a uno, se la toqué a Bertoni, que se la dio a Biondi. Cuando  salió (Rubén) Guibaudo, Mariano hizo una gambeta larga para sí mismo,  levantó la cabeza, me vio y me la tiró", narró el "Bocha". 
 Ídolo.  El mismo "Bocha" que había hecho gritar en la  final de la Intercontinental ante Juventus de Italia (1973) y que había  diseñado un "slalom" magnífico ante Peñarol de Montevideo (1976). 
"Yo venía a la carrera y, como había dos jugadores de ellos  tapando el arco, le pegué bien arriba. Entró ahí nomás, apenas debajo  del travesaño", continuó relatando el ´Diez´ más querido por la gente  del "Rojo". 
El 2-2 quedó instalado a falta de algo más de cinco minutos  que fueron un verdadero calvario para los casi 15 mil hinchas locales  que veían como su equipo intentaba y no podía. 
"En los últimos minutos nos defendimos con la pelota. Por eso  la gente nos aplaudió en la vuelta olímpica a pesar de la tristeza",  remató Bochini. 
Mientras tanto, el ´Pato´ Pastoriza saltaba y se abrazaba con  quien se le cruzara enfrente suyo y repetía constantemente: "Hoy los  muchachos se recibieron de hombres".