Otra vez Talleres no pudo ganar y su público no se lo bancó. Despidió al equipo y a su técnico con una silbatina estruendosa.

Talleres no tuvo vuelo ni jerarquía para hacer suyo un partido chiquito, pobre, de muy escaso nivel. Ante un rival que pasó por el Chateau sin mostrar una pizca del potencial que se supone que tiene y contribuyó largamente con la producción de 90 minutos tediosos, soporíferos, olvidables.
Pero Talleres no supo asegurar la victoria cuando iba ganando y Olimpo empató casi sin querer, cuando parecía que se conformaba con perder solamente por 1 a 0, con Silvio Carrario ausente por decisión propia y con Martín Cabrera y su apatía conocida tras su paso por Córdoba.
Ni aún así los albiazules pudieron con Olimpo. Este equipo de Leonardo Madelón que nunca apretó el acelerador, que no se animó a demostrar en el Chateau que puede ser candidato a algo y que nunca entendió la autoexclusión de Carrario ni el horroroso partido de Cabrera, ambos con pasado albiazul.
El empate en uno estuvo bien. Talleres tuvo un tiempo y pico para justificar le diferencia que había sacado con el penal que fabricó Agustín Correa y que Diego Ceballos había cambiado por gol a los 42 minutos de la etapa inicial, pero no encontró la forma, ni en actitud, ni en el comando del juego, de refrendar en la red de Marcos Gutiérrez, su ambición por quedarse con el botín mayor.
La luz que el equipo de Roberto Saporiti sacó sobre el filo del primer tiempo, generó alivio en la comunidad albiazul, colocando un manto de piedad. Cuando la gente preparaba las gargantas para despedir al equipo y al técnico con gestos más que elocuentes de disconformidad, Ceballos convirtió, puso a Talleres arriba en el epílogo de una etapa que había sido equilibrada. En lo poco que se jugó y en las llegadas sobre Pozo y Gutiérrez, aunque en el cuarto de hora final, Talleres logró alguna supremacía con un par de apariciones de Gonzalo Bustamante que encontraron eco en Ceballos cabeceando afuera y en Sergio Valenti, quien definió desviado de zurda, su pierna menos hábil.
En ese mejor momento, después de que Olimpo pusiera a trabajar a Pozo con Blanco primero y con Wagner luego con un balazo que hizo «sapito» en el travesaño, Talleres creció, se adelantó y cerró el parcial tranquilo y ganador.
La lógica aseguraba que Olimpo saldría con todo en el complemento y que Talleres lo aprovecharía para liquidarlo, en virtud de la obligación de ambos de ponerse al hombro el campeonato, pero nada de lo imaginado sucedió. Olimpo siguió jugando al trotecito, extrañando horrores a su delantero estrella (Carrario), Saporiti puso a Klein para acompañar a Ceballos y el ex jugador de Ferro mostró un par de movimientos interesantes. Felicia y Bustamante claudicaron físicamente una vez más y Bongioani que ingresó por el «diez» estuvo más pendiente de los roces, de la falta, que del juego. Olimpo siguió sin lastimar y a los 42', en el mismo minuto del gol albiazul del primer tiempo, Ramírez tiró un córner, Pozo que amagó y no salió, Carrario cabeceó al palo y Blanco que estaba para el rebote la metió. Empate y la caldera a mil. La gente no dejó títere con cabeza. Talleres sigue sin aparecer. Juega poquito y no hace ruido en el campeonato. Como dice su técnico, habrá que esperarlo hasta la fecha catorce.