Una retirada muy agitada


Por Hugo García l De nuestra Redacción.
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Los silencios son sinceros. Después de algunas palabras de Roberto Saporiti, el vestuario de Talleres se transformó en una tumba. No volaba ni una mosca. Había que esperar una mayor desconcentración para que el micro albiazul pudiera salir.
De pronto, la puerta del camarín se abrió y apareció el DT Roberto Saporiti y rompió el silencio, aunque también para dar pie a otro, el de los futbolistas. Con tono serio, el DT advirtió: “Les pido que ninguno entreviste a los jugadores. Ellos no van a hablar. Tomé esa determinación”.
El tono enérgico no cayó bien y más después de que el DT le dijera a Raúl Galíndez, de Canal 10 (luego tuvieron un intercambio de palabras): “Primero hablo yo, después vos. Si no te gusta, te vas”. Ahí estaba el DT, algo nervioso, dando la cara por sus jugadores.
–¿Qué opinión tiene del fracaso de Talleres?
–Eso de fracaso corre por cuenta tuya. Hay que esperar que termine todo. Hay que recuperar el equipo para jugar ante Chacarita. Sabemos que hay un descreimiento de la gente. El partido se va a jugar antes. El que mejor se recupere, en lo físico y en lo psicológico, saldrá adelante.
–¿Usted cree que la gente merecía esto?
–Hay preguntas que no las voy a responder. Así de esta forma no voy a hablar.
Saporiti giró, tampoco le contestó preguntas a Daniel Potenza (Canal 12), y siguió atendiendo otras requisitorias. “Por eso no quiero que hablen. A mí no me van a desequilibrar con la agresividad de esas preguntas...Chicago jugó mejor en los primeros 20 minutos. Talleres se tranquilizó y pudimos haber empatado. Un profesional debe superar la presión y la impaciencia de la gente. No lo pudimos hacer. Hubo errores”, reconoció.
–Ya le pidió muchas cosas a la gente ¿Algo más?
–No le puedo pedir nada a nadie.
Y “el Sapo” se marchó. Apenas terminó de hablar, aparecieron los jugadores. Uno a uno, en fila india, mudos, conforme a lo que había pedido el DT.
Nadie les preguntó nada. Zafaron del asedio periodístico, pero no pudieron evitar los insultos de 200 hinchas que esperaban en la playa interna del Chateau, cerquita del micro. Los hinchas se la tomaron con “el Sapo” y Renzo Ruggiero. Inclusive el DT se volvió antes de subir al colectivo. La policía controló a los hinchas y el plantel pudo salir. Después, el silencio volvió. Y ya nadie lo rompió.

¡Ojo con Belgrano!
César Carranza, en pleno festejo de Chicago, reveló: “Le dijimos a los jugadores de Talleres: si nos empatan sale campeón Belgrano, dejen de hinchar. La gente se dio cuenta y, por suerte, no empataron y nosotros salimos campeones”.
Solo Saporiti respondió: “Eso quedó en la cancha. Dentro de lo deportivo, vale todo. En mi cabeza, siempre busqué ganar el partido”.



“Asumo toda la responsabilidad”


Saporiti fue el único que enfrentó los micrófonos. Solicitó que no entrevisten a los jugadores, porque ninguno hablaría.
Jorge Nahúm - [email protected]

Una hora de reloj. Más larga todavía por el contexto de ansiedad de la espera. Hasta que emergió de un vestuario herméticamente cerrado Roberto Saporiti y se plantó delante de la prensa con la piel curtida que se jactó de tener, en lo que a definiciones de torneos respecta.
De entrada, informó que los jugadores no iban a efectuar declaraciones, y una vez más mantuvo encontronazos con periodistas (ver aparte). Una vez más Saporiti intentó reflejar grandeza y en su actitud lo que más se percibió fue soberbia.
«A los jugadores no los entrevisten, porque no van a hablar por consejo mío, por reflexión mía. Y asumo toda la responsabilidad. El técnico siempre tiene que hacerlo. Ahora debemos cerrarnos para adentro, apoyarnos en el trípode que integran la gerenciadora, el cuerpo técnico y el plantel, desde la inteligencia y la reflexión, para llegar el martes en las mejores condiciones ante Chacarita, sabiendo que ahora debemos ganar el reducido.
-¿Por qué fue tan pobre la respuesta del equipo?
-En los primeros 20 minutos, Chicago jugó mejor, después el equipo encontró tranquilidad, juego. En los 90 minutos pudimos empatar por juego y por situaciones de gol, pero enfrentamos un rival con el mérito de saber manejar los tiempos del partido. Un resultado se nutre de errores y aciertos.
-¿Qué no se dio de lo que usted había planificado para ganar y ser campeón?
-Nos costó armar los circuitos de juego. Después lo hicimos, mejoramos, pero la impaciencia y la presión hicieron todo más difícil. El arquero de ellos no tuvo fallas, no se le escapó una y eso que pudimos haber concretado, como en la Cabrera en el primer tiempo, el cabezazo de Oyola, el cabezazo de Rodríguez, el de Zárate, la media vuelta de Real. En el gol de ellos, la pelota había terminado en una lucha entre Carranza y Ruggiero, pero la enganchó, la metió y tuvimos la desgracia de que un jugador nuestro la mandó adentro.
-¿Falló en el planteo?
-Del plantel que elegí, entendí que eran los más aptos para este partido. Después realizamos modificaciones posicionales, cambiamos la característica de algunos jugadores y mejoramos.
-¿Le hicieron caso al pedido del público al final, para que no empataran porque automáticamente era campeón Belgrano?
-Eso no lo puedo contestar. La gente se manifiesta desde la pasión y si está dentro de lo deportivo, vale todo. Lo que puedo decir es que en mi cabeza siempre estuvo la idea de ganar el partido.
-¿Qué le dijo al plantel?
-Que debemos prepararnos para jugar otra final el martes. Y que es un partido que se va a jugar antes de que empiece.
-¿Los jugadores entendieron el mensaje?
-El martes, después de Chacarita, tendrán la respuesta.
-A la gente le va a pedir algo?
-No, a la gente ya no le puedo pedir más nada. Ya hizo todo.


Munición gruesa con periodistas


Con gesto adusto, Roberto Saporiti salió al cruce de medio centenar de periodistas que esperaban los porqués de la derrota y se toparon con un técnico más afecto a discutir que a responder. Incluso, cuando los micrófonos se apagaron, mantuvo un agrio entredicho con Lito Galíndez, cronista de Canal 10.
Saporiti comenzó diciendo reiteradamente: «Les pido calma», y Galíndez retrucó que nadie estaba nervioso ni causando problemas, el técnico soltó un gesto ampuloso y amagó con interrumpir el diálogo con la prensa. Ante la insistencia de los medios, retomó la frase y acometió contra el perdiodista. «Ahora estoy hablando yo. Cuando termine, hablás vos. Si te gusta bien y si no, te vas».
Como para acentuar su autoritarismo, el DT albiazul remarcó: «Les pido por favor, porque una cosa soy yo, un hombre de mucha experiencia y con la piel muy dura, y otra son los jugadores».
Acto seguido, comenzó la ronda de preguntas de los numerosos cronistas que habían aguardado pacientemente la salida del técnico del vestuario y posteriormente, que dejara de lado sus rencillas, para la parte más candente del reportaje.
-¿Cuál es su opinión sobre el fracaso de Talleres?
-Lo de fracaso corre por cuenta tuya. Para mí no lo es, hay que esperar que esto termine. Tenemos como punto de referencia recuperar el equipo, sabemos que hay un descreimiento de la gente, algo lógico porque desde la pasión es difícil reflexionar. El martes enfrentamos a un rival que también viene golpeado, porque estaba preparado para otra cosa. El partido se juega desde antes y el que mejor se recupere en lo anímico, en lo psicológico, es el que saldrá adelante.
-Usted convocó 48 mil personas al estadio, ¿le parece que la gente mereció la respuesta que dio el equipo en la cancha?
-Hay preguntas que no las voy a responder....
-¿Y qué preguntas quiere que le hagamos? Porque ninguna le gusta...
-No te pongas agresivo (en alusión al periodista de este medio, Daniel Potenza). Si tenés algún tipo de dificultad conmigo, me llamás y lo hablamos aparte. Por eso no quiero que hablen con los jugadores. A mí no me vas a desequilibrar con la agresividad que hay en tus preguntas.
Dio por terminadas sus declaraciones con un «chau muchachos», no sin antes arrimarse con cara de pocos amigos a Galíndez, para murmuarle algo en voz baja, lo que motivó la reacción del periodista. Cabe recordar que tiempo atrás Saporiti amenazó a Hugo Caric, de La Voz del Interior, quien le inició acciones legales.