El empate de Racing y la expulsión de Reynoso cambiaron los planes. Igual, Talleres lo buscó hasta el final.

Talleres fue anoche un testigo privilegiado de la fiesta de Racing, al cumplirse 50 años de su mayor gesta deportiva. El primer gran título intercontinental para el fútbol argentino lo lograba la Academia en 1967.

A la “T” poco le importó semejante puesta en escena. Ni siquiera conmovieron al equipo cordobés ver rostros con ojos rojos por la emoción que se transmitía desde adentro del campo de juego, con cuerpos llenos de arrugas y cargados de historia. Y otros que se recordaron y que ya no están, como Roberto Perfumo.

Talleres hizo su historia en el Cilindro de Avellaneda. Respetó la idea que tiene el entrenador Frank Darío Kudelka y lo padeció Racing, , que venía golpeado por la eliminación en la Copa Sudamericana durante la semana, durante gran parte del partido.

El famoso ADN de la “T” ya es una marca registrada de este equipo de Kudelka. Todos saben cómo juega: las subidas de Leonardo Godoy y Lucas Olaza por las bandas; o las corridas por los costados de Jonathan Menéndez y Joao Rojas; o los pases quirúrgicos de Emanuel Reynoso; y ni hablar del despliegue, la entrega y el orden que impone Pablo Guiñazú.

En el primer tiempo, Talleres estaba más cerca del segundo gol que del primero. El local estaba en shock. Y en el complemento, la “T” marcó primero, pero el empate de Racing y la infantil expulsión de Reynoso desdibujaron un poco la idea albiazul, que igual buscó el triunfo hasta el final.