El tridente ofensivo sigue teniendo un puesto vacante: el de goleador. Ahora Rescaldani tratará de dar la talla.

Ezequiel Rescaldani recibió el pase desde la izquierda y pudo meter el pie lo suficiente para que el tiro exigiera a Ramírez, el arquero de Godoy Cruz, quien había demostrado que haría de todo para mantener el cero en su arco como supo demostrarlo al atajarle un penal a Emanuel Reynoso.

Fue la primera y única vez que el delantero pudo verle la cara al “1” rival y que logró recibirla más o menos redonda como para convertir.

“La verdad es que debo adaptarme al equipo y conocer los tiempos de los extremos y de los mediocampistas para poder gravitar. Pero eso se va a ir dando. Kudelka me pidió que me quedara en el área”, comentó Rescaldani, quien, luego, fue relevado por Victorio Ramis, autor de la asistencia para el gol agónico y definitivo de Sebastián Palacios.

El ex-Vélez fue el octavo delantero central que probó Kudelka a lo largo de la temporada y esta semana se plantea la incógnita ­sobre si ante Quilmes, mantendrá el 11 titular o si “Pipe” recupera su lugar. También pasaron por ese lugar Carlos Muñoz, Matías Vuoso, Gonzalo Klusener, Eial Strahman, Okiki Afolabi y el mencionado Ramis, que venía jugando como extremo hasta que el DT decidió probarlo en su puesto real. Hasta el propio Aldo Araujo debió ser delantero central al menos en un partido, como fue aquel ante San Martín de San Juan, en un ensayo que produjo Kudelka ante la falta de una referencia de área probada y eficiente.

Lo cierto es que entre los ocho jugadores mencionados, Talleres suma tres goles. Los extremos Palacios y Jonathan Menéndez debieron convertirse en los goleadores del equipo con siete y seis tantos respectivos. Por eso, en el tridente ofensivo, aún sigue habiendo un puesto vacante.

Es el punto más flojo de las estructura ofensiva que tiene Talleres. No es porque jueguen mal sino porque reciben poco y deben ser hipereficientes. La referencia del ataque es Palacios. Por la movilidad, por su impronta y por el momento que vive como definidor; Menéndez es el que hace más diagonales y el tercer delantero debe ser un gran pivot -para las corridas de los extremos o de los laterales Leonardo Godoy e Ian Escobar o la subida de un volante para llegar al área- o el autor del pase a la red.

¿Qué le queda?

Se llama Catriel Sánchez, fue el goleador de la sexta y quinta división de AFA con 28 y 27 goles respectivamente, y ahora juega en la división reserva que dirige Lucas Bovaglio. Como fuera, Talleres ha ­carecido de ese jugador tan importante. Ese goleador que permita hacer de Talleres un equipo temible, además de respetado y con identidad.