Días difíciles. El DT albiazul pensó en dar un paso al costado en solidaridad con Ballarino. Lo mismo con Ghiso. El Fondo lo avaló.

El tumultuoso presente de Talleres se llevó arrastró al técnico Jorge Ghiso y al manger Mario Ballarino. Se mantuvo en pie Sergio Coleoni y seguirá siendo el DT, aunque le pasó por la cabeza dar un paso al costado.

“Parece frase hecha, pero soy empleado del club y me puse a disposición de los dirigentes por si querían tomar una decisión y traer otro técnico. No hizo falta, me dijeron que trabajara tranquilo”, aseguró Coleoni.

–Sin Ballarino, ¿perdés tu principal sostén?
–Mario nos dio su respaldo, confió en mí para insertarme en el cuerpo técnico de Ghiso y por eso soy solidario con él. Pero estoy tranquilo porque vengo trabajando de antes en el club y me siento confiado por la respuesta que me dio el plantel.

–¿Cuándo echaron a Ghiso también pensaste en renunciar?
–También me puse a disposición de los dirigentes, y ese mismo domingo me dijeron que siguiera.

–Vitrola comentó que se sintió defraudado. ¿Te diste por aludido?
–Para nada, porque las cosas estaban claras de antemano. Ghiso no me eligió para ayudante de campo. De hecho, mi sueldo lo paga el club y no proviene de un reparto con el técnico. Al principio fue difícil, tenemos maneras distintas de trabajar pero al final nos habíamos acomodado.

–Debe haber sido una situación incómoda para vos, porque parecía que Ballarino lo iba a echar en el primer paso en falso.
–Vos decís que parecía, pero no era así.

–Es que se hablaba de que en realidad, Ballarino quería ser el técnico de Talleres...
–Es otra mentira. La semana pasada me hicieron 35 notas y en todas me preguntaron si Ballarino me armaba el equipo. Me molesta porque nunca me hubiera prestado para algo así y porque conozco a Mario desde hace 20 años y es muy honesto y no interfería en el trabajo de nadie. Todas los que trabajaron con él pudieron desempeñarse con total libertad. Lo de Jorge fue un caso particular, no fue un técnico traído por Mario.

–Entonces, ¿Ballarino no tenía injerencia en el armado del equipo?
–Para nada, hubiera sido una máscara. Cuando reemplazamos a (Rubén) Forestello en la B Nacional y dirigí ante Ferro, no dijeron que Maxi Salas, que era el mánager deportivo, me armaba el equipo. Y eso que salieron jugadores de nombre, como Sánchez Sotelo. Parece que a la prensa le gusta hablar de Ballarino, que Ballarino vende...

A jugarse. El miércoles Sergio Coleoni mantuvo una charla íntima con sus dirigidos en el vestuario, y salió fortalecido.

–¿Cómo afectó al grupo el movimiento de los últimos días, con las salidas de Ghiso y Ballarino?
–Con lo de Jorge se sintieron responsables por el rendimiento mostrado. Saben que hay que hablar poco y jugar. Por lo demás, traté de hacerles ver que en Talleres muchas cosas pasan por lo extra futbolístico, que es un club difícil, con 10 mil rumores. Y si no estás bien te arrastra, te lleva puesto.

–¿Fue más que nada una arenga?
–Es mi forma de expresarme, sanguíneo. Hay que contagiar, el lunes hay que ganar. Recibí el apoyo del grupo. Yo había dicho que el plantel de la B Nacional no estaba comprometido, este sí lo está.

–¿Cómo hacés para que Talleres no te lleve puesto?
–Hace muchos que estoy y lo conozco de afuera, como hincha, y de adentro, como un trabajador. Sé a dónde hay que pararse para no hacerse la cabeza.