El fixture no le depara un horizonte alentador a Talleres, no sólo por la jerarquía de los rivales, sino porque el magro nivel de juego que viene mostrando el Albiazul, lo pone por debajo de cualquier candidato. No arranca, y en este caso, la responsabilidad no recae solamente en el DT Rubén Forestello. Es lo que hay. Y solo este plantel puede evitar el descenso, porque ya no hay tiempo de incorporar a nadie más, así que el lamento por los dos estériles refuerzos que trajo en el receso y el armado del plantel a inicio de la temporada no tiene sentido. Hay dos opciones: o se lucha a muerte con estas herramientas, sin rencores y sin buscar culpables o se resigna al descenso. Es tiempo de encontrar soluciones como prioridad. Ya habrá espacio para un debate puertas adentro, de autocrítica, de aceptación de errores, donde las decisiones a tomarse deben ser drásticas o profundas. Pero ahora, con el agua en el cuello, la prioridad debe ser mantener la categoría, a cualquier costo. Por ahora AFA no acepta nuevas incorporaciones ni ninguna receta mágica para cambiar el plantel, por lo que entonces, hasta la fecha 42ª de la B Nacional van a salir a la cancha estos jugadores. Los mismos que hacen 10 fechas que no ganan y que marchan últimos en una tabla imaginaria de 2014. Pero son los protagonistas que pueden torcer el destino, quedan 14 partidos, 42 puntos en juego. Los mismos que sólo ganaron seis veces en 29 fechas. Con esa proyección, de no haber un cambio brusco de actitud y de suerte, el Argentino A está cada vez más cerca.

Responsables hay dentro de la cancha y fuera de la línea de cal también. Porque con esa óptica, ni siquiera el ex DT Arnaldo Sialle queda exento, porque su injerencia, con el manager deportivo Maximiliano Salas en el armado. Cada uno con el grado que le corresponde. Pero quedan dos opciones. A resignarse o salir a pelear a muerte hasta el final. Ojalá se tome conciencia de lo que hay en juego, de lo todo lo que hay por perder y que renazca el compromiso, la esperanza y sobre todo, el convencimiento de que aún se está a tiempo de revertirlo, a pesar de el margen cada vez es menor. A reaccionar ya. Si no, ya sabemos el desenlace.