En Córdoba parece que no rige la misma jurisprudencia con algunos clubes, o en todo caso, la interpretación de los derechos y las facultades pueden mutar. Y ante eso, no hay reclamos, simplemente a veces es conveniente no intentar maquillar con el doble discurso cuestiones que parecen tomar tenor de acuerdo a la calidad del club que propone, en beneficio propio. Eso es legítimo también. Lo curioso es que semanas atrás, Sportivo Belgrano quiso ser local de Talleres en el Mario Kempes, y por agenda, el único espacio disponible era el sábado.

Cuando hay cambio de programación, se necesita la conformidad del visitante. Sabida la historia: desde barrio Jardín dijeron no, para evitar especulaciones de que pretende sacar beneficio de una localía más familiar, y sobre todo, porque los de San Francisco hicieron alarde de acceder a una cuantiosa recaudación. Pero ahora Alumni intentó ser anfitrión del albiazul en el mundialista, incluso con más partidos en el fin de semana (incluida la Selección argentina) y desde Talleres y la Agencia Córdoba Deportes no hubo el mínimo reparo para autorizarlo. Débil es el argumento de las razones de seguridad. Entonces, ¿Por qué con Alumni y Sportivo no?. La respuesta es sencilla y está en sintonía con la competencia deportiva: Sportivo Belgrano es un rival directo. A Talleres le confiere el derecho de aceptar o no. Sacó provecho de acuerdo al rival. Contra eso, no hay ley prohibitiva.