Luego de haberlo visto casi muerto tras la derrota ante Santamarina, la "T" volvió a vivir anoche en San Francisco y, en un partidazo, venció a Sportivo Belgrano por 4 a 2. Recuperó algunos puntos altos y nuevamente sueña con el ascenso directo.

Tras el pálido empate ante Racing y la dura derrota ante Santamarina en el Kempes, y mirando hacia adelante, todo hacía pensar que para Talleres, todo estaba perdido. Tenía que viajar a San Francisco y enfrentar a Sportivo Belgrano en el Boero, recinto en el cual aún no había ganado desde que está en la divisional. Para colmo de males, el "verde" pasaba por su mejor momento, había encontrado regularidad en su juego y los resultados se le venían dando. Todo estaba dado para que el domingo, para Talleres, sea la confirmación de la desilusión.

Más aún, cuando a los 9 minutos de juego, Altuna ya había puesto adelante en el marcador al local. Pero contra todos los pronósticos, en una actitud netamente conductista, el gol funcionó como un estímulo que provocó una respuesta inmediata en el equipo albiazul. Automáticamente, la "T" fue a buscar el empate. Tras varias llegadas de peligro, lo alcanzó a través de la sorpresa: Nicolás Romat, que desde que llegó a Talleres no había hecho casi nada bien, se destapó. Elaboró una enorme jugada por la derecha, conjugando garra y velocidad, y lanzó hacia atrás y por el piso "el centro de la muerte", encontró en el vértice opuesto a Agustín Díaz y éste la puso en el ángulo. Con un golazo, Talleres empataba e iba por más.

Quince minutos después, el equipo albiazul volvió a sorprender. Si hay algún recurso que Talleres, hasta acá, no había sabido explotar, era la pelota parada y el juego aéreo. En un tiro libre, Carabajal lanzó un centro suave que peinó Ledesma, la pelota encontró a Trulls cara a cara con el arquero, definición, palo, Riaño, gol. El 9 estaba donde tenía que estar, y puso a la "T" al frente en el marcador. Minutos después la ventaja pudo haberse ampliado a través de otro gran gol del rubio delantero, pero en un erroneo fallo, el juez decidió anularlo.

Así la "T" se fue al descanso, y sin ninguna certeza pero con mucho entusiasmo, salió a disputar el segundo tiempo. Sportivo Belgrano no dejaba de llegar y, por ende, de preocupar a la última línea albiazul, que siguió siendo tan desordenada como otras veces. Pero en Talleres volvió a aparecer la herramienta mas poderosa, que en los últimos partidos se había hecho desear: la explosividad en ofensiva y el gol. Apenas comenzada la segunda mitad, a los 4 minutos, el sacha Saez desplegó toda su potencia desde la derecha, arrastró un par de rivales, y cuando quedó mano a mano con Barucco, le rompió el arco. Mientras el 11, el 9, el 8, el 5, y compañía, estén en "modo on", los de Sialle siempre van a tener una ventaja sobre el resto.

Claro está, la bipolaridad de Talleres no desaparecerá de un día para el otro (si es que en algún momento desaparece). El equipo sigue facilitando las cosas para que los rivales le conviertan, y los rivales, por ende, siguen aprovechando. Diez minutos después, García aprovechó el desorden y el desconcierto defensivo en la pelota parada y encendió una luz de alarma, poniendo el 2 - 3. Pero la gran virtud del equipo albiazul en este partido, fue la reacción. A los 14 fue el segundo del local, y a los 16, el cuarto del visitante. Los hinchas no alcanzaron ni si quiera a ponerse del todo nerviosos. Las conjeturas, las preocupaciones, las especulaciones, no alcanzaron a aparecer. Tras un tiro de esquina desviado en el primer palo, Riaño metió un derechazo que se le clavó a Barucco y terminó de sentenciar el partido. Quedaban cerca de 30 minutos, que en nada modificarían el trámite del encuentro.

Como una paradoja del calendario, justo en el domingo de Pascua, los de Sialle ensayaron una especie de resurrección futbolera, que le devuelve el alma al cuerpo a más de un hincha, que vuelve a esperanzar a los más abatidos, que ilusiona a los que se había acomodado a la idea de pasar un año más en esta maldita categoría. Cuando todos los daban por muerto, cuando todos empezaban a plantear una disputa directa entre Defensores, Sportivo y Crucero, Talleres volvió a asomarse, como diciendo "paren un poco, todavía estoy acá". Talleres está, con su capacidad goleadora intacta, con algunos puntos altos que lo sostienen, con el corazón mas vivo que nunca. Con Saez y Riaño intratables, con Carabajal incontenible, con Leyes comiéndose la mitad de la cancha, con Díaz organizando a más no poder. Sí, los mismos que ante Racing y Santamarina casi no estuvieron. Pero los mismos que metieron a Talleres en el undecagonal. Los mismos. Los recursos humanos están, por eso la "T" aún vive.

Hace una semana, en el Kempes, se le acabó el margen de puntos perdidos. El próximo fin de semana recibirá a la sorpresa del torneo, Defensores de Belgrano de Villa Ramallo, y no existe otra posibilidad que no sea sumar de a tres.

Para ese encuentro, Sialle no podrá contar con Nicolás Trulls, que llegó a la quinta amarilla. Su reemplazante podría ser Guillermo Cosaro. En la semana, Emiliano Gianunzio volverá a practicar con el resto del plantel, pero difícilmente pueda estar presente en el partido ante Defensores.