Mejoró la T. El equipo de Arzubialde fue casi una muralla atrás y, con pocas situaciones, aprovechó para bajar al líder. Más que un vientito.

Con la fuerza que necesitaba. No fue una brisa confusa de un veranito, pero tampoco fue un huracán. Fue un Zonda que mostró la intensidad necesaria como para quedarse con más que tres puntos.

No brilla Talleres. No es una locura de fútbol y mucho menos se acerca de un nivel de enamoramiento con el hincha. Pero cuando algunas cosas faltan, las circunstancias pueden determinar que se pueden suplir con otras. Por eso la T sí fue garra, sí fue entrega, sí fue marca, sí fue defensa.

Es como el laburante que recién se compra la tele que quería. Y que la paga en cuotas, sacrificado. Y que valora tanto las cosas que lo poco que consigue lo cuida a morir. Eso fue Talleres: defender lo que consiguió con tanto esfuerzo.No fue una luminaria el equipo de Héctor Arzubialde, pero este Talleres en plena reconstrucción no tiene los circuitos de juego aceitados, aunque va encontrando parte del rumbo pretendido.

Si no genera de mitad de cancha en adelante, se las ingenia. Fabio Pieters no es lo que se le conoce aún y, en doble volante central con Gianunzio, el Gringo debe redoblar sacrificios. Pero Pieters es de esos jugadores que con una pelota pueden cambiar el partido, tal lo hizo recién en el complemento cuando dejó sólo y mano a mano a Claudio Riaño que no pudo dar el segundo grito en la primera de sus dos chances.

Talleres tuvo un buen primer tiempo con Víctor Cejas dividiendo marca y creación por la derecha. Con el Bati Aranda y Sacripanti un poco más retrasados para encontrarse con la pelota y con un Anívole de poco aporte. Por eso, con el correr de los minutos, lo mejor que tuvo la T fue lo peor que había mostrado hasta ahora: su defensa.

El equipo jugó muy bien atrás. Y, del medio hacia adelante se las ingenió.

No pasó sobresaltos Crivelli en el PT, salvo un par de centros cruzados y algunos remates de Garrido que se fueron cerca aunque altos.

Y fue Cejas quien a los 36 encontró una cesión de Aranda entre dos marcas en la medialuna del área. El ex Libertad quedó mano a mano y definió contra un palo.

Éste es el aguante. El complemento fue sin Gianunzio en el medio que fue reemplazado por lesión. El ingreso de Miguel Monay sólo suplió marca. Talleres fue retrocediendo con el paso de los minutos y casi se abroqueló en los últimos 20 minutos. La intensidad del local fue creciendo. Pero los defensores albiazules habían hecho casi todo bien. Un par de disparos cruzados les hizo pasar algunos zofocones. Rezzónico multiplicó piernas, Ribonetto también apretó rivales. Marín buscaba ida y vuelta cuando podía por la izquierda. En el medio se perdió Pieters hasta que a los 32m dejó mano a mano a Riaño. Falló. Un segundo intento en una respuesta letal, en tiempo adicionado, se construyó con un balón cruzado de Sacripanti a Cejas. El 8 abrió un zurco en la derecha y, como indica el manual, cedió al medio para la entrada de Riaño. El ex Racing, la levantó un poquito y le rompió el arco a Aguiar. 2-0, incuestionable. Por sacrificio y por entrega, pero más que nada por aguante, Talleres sopló como el Zonda, aunque en su justa medida. Fue suficiente como para comenzar a cambiar el aire hacia adelante.

La figura: Víctor Cejas. El volante fue el más destacado del equipo. Bien en ofensiva, fue la llave del equipo para encontrarse con un triunfazo. Mejoró más la marca. Otro destacado de ayer fue Juan Pablo Rezzónico, que armó un buen tándem con Ribonetto.

Arzubialde: Podemos jugar mucho mejor.Está bien que no se conforme, mucho menos a esta altura. El entrenador de Talleres, Héctor Arzubialde se mostró muy feliz.

“Fueron las tres o cuatro pelotas paradas que les regalamos. Después trabajamos muy bien . Éstos son los partidos que hay que ganar en estas canchas”, fue la primera impresión de un entrenador que lució muy tranquilo, muy sereno.

Después de transcurridas cuatro fechas para Arzu resulta aún demasiado pensar si fue el mejor partido del campeonato, éste que consiguió el Albiazul por medio de un triunfo más que importante. “Esto recién empieza. Para nosotros era muy importante por la envergadura del rival. Pero Talleres puede jugar mucho mejor. Respondimos bien. Ya en el segundo tiempo se hizo una pelea durísima para nuestro manejo defensivo”, dijo.

El técnico rescató que no es tan fácil jugar en este tipo de reductos: “No quema la pelota, pero no es tan fácil jugar por lo menos en este tipo de canchas. Salió bien y sabíamos que iba a ser un partido duro. Nos acomodamos con inteligencia. Ojalá podamos ganar con mayor brillo y con mayor solidez”.

Y aunque siempre evita puntualizar en algún aspecto fino del equipo, no pudo dejar de referirse al funcionamiento de los cuatro del fondo. “Tuvimos solidez defensiva y hay que demostrarle a los rivales que no será fácil doblegarnos. Me voy conforme con todo lo que luchó el equipo y de visitante hacía mucho que no se ganaba. Las rachas están hechas para quebrarlas y creo que el partido de hoy era decisivo sabíamos lo que nos jugábamos”, rescató.

Lo que viene. Con más comodidad, la T podrá entrenarse de cara a sus dos próximos compromisos que serán en Córdoba ante Alumni de Villa María y Deportivo Maipú. “Cada pelota la peleábamos al máximo. El equipo tuvo mucha personalidad en un ambiente totalmente hostil. Tenemos dos partidos de local y tenemos que trabajar con la misma inteligencia emociona”, finalizó el DT.

Riaño, chocho. “La verdad que el partido estaba para aprovechar mi velocidad y, por suerte, me quedó una y lo pude hacer. Vamos de menor a mayor, partido a partido. Creo que tuvimos solidez defensiva”, rescató el delantero que entró en el complemento y cerró la victoria en el final del encuentro.

La clave de ayer: defensa. En el fondo, el equipo fue casi impecable. Eso le permitió sostener la diferencia.

Volvió de visitante. La T no ganaba afuera desde el 21 de marzo cuando venció a Juventud Antoniana 2-1.

El próximo afuera: Río Cuarto. Va a Estudiantes dentro de tres fechas, con el que no perdió en el Argentino (1-1 y 2-2).