No jugó bien, recibió tres goles y está en descenso directo. El 0-3 con San Martín le devolvió las preocupaciones.

Talleres se fue anoche de Tucumán sin, siquiera, ser partícipe en un mínimo grado de la fiesta que terminaron viviendo las 23 mil personas que coparon el estadio de la Ciudadela.

Pero, lo que es peor, se vuelve a Córdoba con una tremenda preocupación. Y no sólo porque volvió a caer en zona de descenso directo, lo que ya de por sí es un dato estremecedor para el hincha albiazul.

Ahora, Talleres deberá prenderle una vela a cada santo para que el lunes por la noche Instituto le gane a Ben Hur y Belgrano haga lo mismo con Ferro, para conseguir un poco de aire en la zona roja de los promedios.

Al equipo de Ángel David Comizzo volvieron a convertirle tres goles y ahora, con 49 tantos en contra, retorna al triste registro de tener la valla más vencida del torneo. Hacía dos partidos que la “T” no recibía los fatídicos tres goles que le costaron el puesto al técnico Rubén Insua, lo que constituía todo un orgullo para su actual entrenador.

Y, como si con ello no alcanzara, deberá enfrentar el próximo lunes 7 de abril a Nueva Chicago, en un partido crucial en la lucha por la permanencia, con una baja importantísima: la de Julián Maidana, quien fue expulsado y deberá aguardar la sanción que le aplicará el Tribunal de Disciplina de la AFA.

Además, Iván Borghello concluyó el partido con mareos (fue reemplazado a los 44 minutos del primer período), lo que abre un signo de interrogante respecto a si podrá jugar frente al Torito y conformar la temible dupla con “el Tanque” Cuevas.

Además, Talleres sumó su cuarta derrota consecutiva como visitante (en la temporada suma 10 caídas jugando fuera de su reducto), otro karma del que no puede emerger.

Serán demasiados problemas para “el Flaco” Comizzo, quien deberá mostrar buena muñeca para timonear el barco albiazul, en una semana larga de trabajo, que, seguramente, se le presentará muy complicada.

Brasca no pierde la fe. La cuestión de los tres goles en contra por partido, que el gerenciador albiazul Carlos Ahumada esgrimió como uno de los principales argumentos para despedir a Insua, parecía un problema en vías de solución.

Pero anoche, el tema volvió a salir a la palestra, después de los tres goles que recibió Talleres. Su arquero, Valentín Brasca, quien volvió a erigirse ayer en figura del equipo, como ya sucediera en partidos anteriores (fue ovacionado por el público albiazul en el regreso a la Boutique, hace ocho días ante Quilmes), no eludió la cuestión.

“Los goles llegaron muy juntos, cuando habíamos logrado aguantar todo el primer tiempo y una buena parte del segundo. Me parece que la diferencia en el marcador fue exagerada, pero hay que reconocer que San Martín nos ganó bien”.

Brasca agregó: “No quiero hablar ahora sobre responsabilidades. Y es cierto que el tema nos preocupa a todos. Pero sigo creyendo en este equipo aunque estemos en este lugar tan incómodo. Tenemos un buen plantel y ganas de salir. Contra Chicago nos vamos a jugar otra final”.

1,097. Con la derrota de anoche, la “T” cayó en forma transitoria a zona de descenso directo. Ahora deberá esperar los resultados de Ferro y Ben Hur (los dos juegan el lunes en Córdoba, ante Belgrano e Instituto, respectivamente) para ver cómo termina tras la disputa de la 27ª fecha. Quedan 11 partidos y los albiazules parecen condenados a sufrir hasta el final.