Un buen momento. Talleres tuvo un arranque prometedor, pero desaprovechó cuatro chances netas y su juego se fue haciendo previsible.

Breve ventaja. En el complemento, la “T” encontró el 1-0 en los pies de Quiroga, pero no supo defenderlo. Se lo dieron vuelta en cuatro minutos.

Lo de siempre. Cuando la visita descubrió las grietas, definió el partido.

Las figuras
Martín Gómez (7). Nada de otro mundo, aunque con movilidad e insistencia se las ingenió para complicar al fondo albiazul. En el segundo tiempo, cuando encontró más espacios, fue casi imparable para la zaga de la “T”.

Diego Caballero (7). Otro que se destapó en el complemento y que aprovechó con inteligencia los horrores defensivos del local.

El árbitro
Cristian Faraoni (bien). Estuvo acertado en las sanciones más cuestionadas por el público: un off side de Cuevas y el penal de Viveros a Caballero. Le faltó rigor en varias jugadas: un grosero foul de Paredes a Buffarini en la puerta del área visitante, un empujón de Rosales a Abaurre, y una falta de Lussenhoff, que estaba amonestado, contra Gómez.

Cuestión técnica
Carlos Bustos-Jorge Grassi. El 4-4-1-1 no dio resultados. No hubo más solidez defensiva, y tampoco variantes en el medio. Rosales, de media punta, perdió contacto con el balón; y Cuevas quedó demasiado solo arriba. Los ingresos de Reyes y Plana, cuando Talleres ya perdía el partido, no aportaron claridad. En ambos casos, la apuesta fue sumar más gente adelante y que alguna individualidad tapara los errores colectivos.

Roberto Trotta. Armó un 4-4-2 clásico con la premisa de aguantar atrás. Cuando tuvo la pelota y encontró los espacios, su equipo sacó réditos.