El entrenador resiste en busca de un resarcimiento económico y Ateliers acelera los pasos legales.

La escenografía estaba lista para que el de ayer fuera el día después de Rubén Insua. Los actores, también. Carlos Ahumada, dueño del 70 por ciento de Ateliers, había decidido el despido del DT, el domingo por la tarde, con el consabido “tres goles en contra por partido son demasiado”. Y ya gestionaba en Buenos Aires, el reemplazo del “Gallego”.

El secretario técnico Humberto Grondona, designado para comunicarle a Insua que ya no tendría que dirigir más al equipo, esperaba en los vestuarios de la Boutique para poner en funciones a la dupla Carlos Bustos-Jorge Grassi, quienes dirigirían al equipo ante Independiente Rivadavia, si no había reemplazo oficial para Insua.

Y estaban en la cancha. El primero fue gerenciador de Belgrano, pero tiene una neta identificación con la “T”, ya que allí jugó varios años y también se inició como DT en el semillero, adónde volvió hace un mes. Grassi dirige la quinta división.

Y también estaban los jugadores, algunos de los cuales ya veían con buenos ojos el cambio de DT. Sin embargo, hubo otro actor, que apareció en escena para sacarse el cartel de ex: Rubén Insua. “El Gallego” desconoció el despido verbal que le transmitió Grondona, dirigió la práctica y se plantó hasta recibir una comunicación oficial del fideicomiso o del juez Carlos Tale, que le firmaron el contrato de AFA.

Además, “el Gallego” gambeteó como en sus mejores tiempos un intento de suspensión de la práctica por parte de Grondona. “Aquí mando yo”, le dijo.

Así se dio forma a un sainete –“presenciado” por 80 obreros que buscan poner en condiciones al estadio albiazul para el próximo sábado– que terminará cuando Insua reciba el telegrama de despido. Mientras tanto, ayer las desprolijidades estuvieron al orden del día y amenazan con seguir porque el DT prometió volver hoy, si la situación no cambia. “Si quiere venir, que venga. Pero él sabe que los socios ya no lo quieren más”, dijo Grondona.

“Yo manejo las prácticas”. Insua se preparó para resistir. Intuía que no le darían ropa, pero al DT le daba lo mismo porque apeló a su indumentaria propia (la del furioso color naranja). “Son rumores. No sé nada. Charlé ayer (por el domingo) con Ahumada y Granero y hablamos sólo de fútbol. Es todo. Me siento respaldado”, quiso desorientar el DT, apenas llegó. Luego entró al vestuario, Grondona se sorprendió y trató de hacer cumplir el mandato que tenía de los altos mandos de la gerenciadora. “Rubén, no compliqués las cosas”, habría dicho el manager.

“Tengo que respetar un contrato. Acá la decisión la tiene que tomar la Justicia (por el fideicomiso y el juez Tale)”, habría sido la respuesta del DT, quien mandó al plantel a entrenar.

Insua se fue a la mitad de la cancha y cuando ya había empezado a hablar con los jugadores, “Humbertito” intentó suspender el entrenamiento. Hubo una breve discusión, en la que Insua dejó clara su postura. “Soy el DT, las prácticas las manejo yo. No permití la suspensión”, fue la respuesta a una consulta periodística. Grondona se tuvo que ir, pero luego volvió sobre sus pasos para alcanzarle su celular. “Era Granero”, revelaría luego el DT. La charla duró 15 minutos, mientras los jugadores corrían sin entender demasiado. En ese lapso, Grondona decidió “blanquear” todo.

“A pesar mío, le informé a Insua que habían decidido despedirlo. Fue decisión de Ahumada y Granero, tras una reunión con el DT. Yo quería darle una chance más, pero los socios me dijeron que no estaban satisfechos con sus explicaciones. Insua dice que el juez le tiene que informar su despido y no la gerenciadora. “No le podíamos negar la ropa al técnico... Todo esto se pudo evitar. Los jugadores estaban al medio”, dijo el manager.

“Tenía orden de retirar el equipo pero no quise armar un escándalo. Le dije que no complicara las cosas. Él sabe que ya no lo quieren. Pero legalmente está amparado. Dirigirían Bustos-Grassi, si no hay DT. Talleres no se merece esto”, añadió Grondona.

Cuando terminó el ensayo, Insua insistió (ver “¿Por qué...”): “Dirigí la práctica, ustedes me vieron. Este proyecto goza de buena salud. A lo mejor ustedes tienen mejor información... Quienes me contrataron no me dijeron nada”.

Fin del sainete. ¿Fin?