Pese a que fue informado de su despido, Rubén Insúa quiere seguir al frente de Talleres y ayer entrenó al plantel, ya que según planteó, no fue notificado ni por Carlos Tale ni por el fideicomiso.

¿Cuándo será el día que en Talleres haya un poco más de prolijidad en cuanto a las decisiones? El panorama sigue con la misma atmósfera de incertidumbre y los episodios de novela (tragedia o comedia, depende el punto de vista con que se mire) suceden continuamente. Ayer, pese a que se había confirmado la información de que la postura de la gerenciadora era que el entrenador Rubén Darío Insúa no continuara al frente del equipo, el propio «Gallego» se presentó al entrenamiento y dirigió como si nada hubiese ocurrido.

Insúa llegó a La Boutique pasadas las 17, y relativizando la cuestión, abordó la requisitoria de la prensa. «Ni cuando le ganamos a Belgrano había tantos periodistas. La verdad, me austé», bromeó el ex entrenador de Ferro y San Lorenzo, sabiendo en el fondo de qué se trataba la cuestión.

- ¿Va a seguir siendo el técnico de Talleres?
- No entiendo el porqué de esa pregunta.

- Es que las versiones indican que usted fue despedido...
- A mí nadie me informó nada. Yo tengo un compromiso firmado con el club, me siento muy a gusto y ya estamos pensando en el partido del sábado. A esta altura de mi vida ni me preocupo por los trascendidos. Si no, no podría vivir.

De esta manera, Insúa eludió hablar de su partida y subrayó que nadie de Ateliers se comunicó oficialmente con él. Posteriormente se calzó la indumentaria de fagina y dirigió el entrenamiento. Pero lo mejor (o lo peor) estaba por llegar.

El secretario técnico Humberto Grondona lo esperaba en el vestuario y le trasmitió nuevamente la decisión del nuevo hombre fuerte de Talleres, Carlos Ahumada. Haciendo caso omiso, el DT enfiló hacia el campo de juego y dio inicio a los trabajos. «Grondonita» intentó suspender la rutina, pero ante las respuestas negativas, tomó el celular y llamó a Carlos Granero (fue quien contrató al DT) para comunicarlo con Insúa. Tras unos minutos de diálogo, Insúa siguió con su tarea, y Grondona retornó a la zona de vestuarios, con visibles signos de contrariedad. Un papelón.

“Acá mando yo”.Una vez finalizado el entrenamiento, el discurso de Insúa fue diferente. No tanto en relación a la postura tomada, si no más en torno a su actitud.

«Trato de comportarme a la altura de la circunstancias, por todo el prestigio y el respeto que merece la institución. Mantengo mi línea de pensamiento, y si tengo un contrato firmado lo voy a respetar como corresponde. Cuando hablé con Granero y Ahumada solamente nos referimos a aspectos futbolístico, nada más», se sinceró el todavía entrenador del elenco albiazul.

Cuando se le consultó sobre la intención del manager de detener su labor, sostuvo: «Mientras siga siendo el técnico de Talleres, en las prácticas mando yo».

- ¿Cómo va a seguir la situación?
- Mañana (por hoy) voy a presentarme a trabajar. Mi deseo es seguir al frente porque hay un proyecto muy interesante. Creo que la campaña mejorará, quedan 45 puntos en juego. Lo que sucede institucionalmente escapa de mi órbita. Reitero: a mí no me notificaron nada oficialmente.

El culebrón promete más. Según Insúa, el juez Carlos Tale es el único que tiene facultades para apartarlo de su cargo. Y al no recibir ninguna sentencia del magistrado, va a continuar en la conducción de Talleres, sujeto a la voluntad legal.

El fideicomiso pide formalidad. En la mañana de ayer, el órgano fiduciario que administra a Talleres recibió la notificación de Ateliers, certificando que Rubén Insúa fue despedido de su cargo. Pero no hubo avances a nivel judicial a raíz de que el fideicomiso pretende llegar a un arreglo de común acuerdo con el DT, en función de evitar juicios a futuro, como ocurrió con el despido de Emilio Nicolás Comisso, en el Apertura 2005.