El presidente de Ateliers dejó de pertenecer a la gerenciadora, porque cedió a Carlos Ahumada el 30 por ciento que conservaba. El despido de Rubén Insúa colmó el vaso, dentro de un traspaso que se tornó desgastante.

Frustrado por el escaso protagonismo que tiene en la nueva estructura de Ateliers, el hasta ayer presidente de la sociedad, Carlos Granero, renunció a su cargo después de que en el seno de la nueva directiva que comanda el empresario Carlos Ahumada, decidieran que Rubén Darío Insúa no continuara al frente del plantel profesional.

«Como no estoy de acuerdo con la salida de Insúa y sobre todo, por la forma en que se prodeció, no voy a seguir ligado a Ateliers. Todo este asunto me llevó a acelerar mis ganas de renunciar a la presidencia de Talleres. Decidí que voy a venderle a Ahumada mi porcentaje del paquete accionario, y olvidarme de todo», explicó Granero a LA MAÑANA.

De esta manera, el ex titular de Ateliers termina su historia con Talleres, y hoy definirá el valor del 30 por ciento de las acciones que posee. En principio su intención era continuar hasta junio, cuando termine la temporada regular, pero una serie de decisiones en las que no tuvo la participación que pretendía, aceleraron su partida.

Cielo e infierno. Granero se hizo cargo de los destinos de Talleres a mediados de 2005, mediante una concesión provisoria. Seis meses después, el juez que maneja la quiebra, Carlos Tale, le otorgó la administración definitiva del club, con períodos renovables cada tres años. Pero esa regulación nunca llegó a completarla, ya que dos años y tres meses después vende la totalidad del paquete accionario para alejarse definitivamente.

Lejos en el tiempo quedó su acuerdo con el club francés Saint Etienne, cuyas negociaciones nunca fueron rubricadas del todo y casi no participaron de la inversión.

Al frente de la conducción de la entidad de barrio Jardín, a nivel deportivo, transitó por los dos extremos: en su primer temporada, peleó hasta el final del campeonato la posibilidad de ganar el torneo, de la mano del DT Roberto Saporiti, pero cayó en la última fecha ante Nueva Chicago, lo que desvaneció el sueño del ascenso.

Y tanto fue el impacto de haber quedado en las puertas de Primera, que en el certamen siguiente Talleres nunca logró despegar: con 26 puntos, protagonizó la peor campaña de su historia, y esquivó la Promoción gracias a que el Tribunal de Disciplina le devolvió un punto tras los incidentes ocurridos en el partido ante Atlético Rafaela, en cancha de Instituto.

La oposición política seguía poniendo trabas en el camino, y cada vez se le hacía más difícil a Ateliers cancelar las obligaciones en relación al canon semestral y al pago de los sueldos del plantel. Su penúltimo recurso fue vender un porcentaje del pase del volante Matías Quiroga en 200 mil pesos en función de hacerle frente a las deudas. Y después, el desembarco de Ahumada, que determinó este adiós de Granero.