Instituto logró sacarles al Gobierno y a la Policía la autorización para jugar en su estadio el partido del sábado a las 17.10 contra Talleres. Hacía casi dos décadas que el derbi no se jugaba oficialmente en esa cancha.

Después de casi dos décadas, Alta Córdoba recuperará un partido oficial contra un cordobés: Instituto y Talleres jugarán este sábado en la cancha de la Gloria, tras el acuerdo alcanzado ayer a la mañana entre la Policía, la Agencia Córdoba Deportes y el club local.

El hecho de que el partido se jugara con sólo una de las hinchadas terminó por “mandar al archivo” todas las dudas que generaron antecedentes violentos registrados en ese escenario, y forzaron una autorización para que se juegue ahí este encuentro de riesgo, algo que hasta ayer parecía inviable.

Es que desde que se levantó el Estadio Córdoba, fueron contadas las veces que alguno de los clásicos cordobeses se disputó fuera de ese recinto. Para colmo, algunos de ellos terminaron con disturbios.

El 17 de enero del año pasado, por caso, vale de ejemplo. En un triangular de verano –el otro participante era Chacarita– Instituto venció a Talleres 1-0 en un partido en el que hubo 25 detenidos, siete heridos y un niño internado por principio de asfixia. Los ingredientes para la violencia estaban servidos: la interna de la hinchada albiazul y las gastadas de los de la Gloria después del gol en contra de Javier Malagueño. Las balas de gomas no se hicieron esperar y en un abrir y cerrar de ojos, la fiesta deportiva dejó paso a la furia.

Tres meses después, el 7 de abril, otra vez Alta Córdoba se convirtió en un campo de batalla, aunque esta vez a causa exclusiva de los hinchas de Talleres –fue local allí–, que no se aguantaron el 0-1 con Atlético de Rafaela y explotaron en un absurdo vandalismo.

El último: en 1989. Oficialmente, la última vez que Instituto y Talleres se enfrentaron en el Monumental fue el 10 de diciembre de 1989, cuando jugaron por la 19ª fecha del Torneo de Primera División 1989/90.

Tampoco allí hubo paz: el partido se suspendió a los 86 minutos, después de que un proyectil lanzado desde la tribuna albiazul hiciera blanco en la cabeza de Fabián Luna, delantero de Instituto.

El local, complicado con el descenso, ni siquiera tenía técnico. Jorge Dominichi (fallecido en 1998) había renunciado una semana antes. Encima, a poco de iniciado el juego, Roberto Iantorno sorprendió al arquero Víctor Civarelli y adelantó a la “T” 1 a 0.

Talleres, sin urgencias, comenzó a florearse, se relajó y al final terminó pagándolo caro. “Una dosis de soberbia, casi sobrando con los pesares ajenos, dejaron a Talleres a merced de la goleada”, publicó al día siguiente La Voz del Interior. Julio Toresani (3) y Walter Bello pusieron el 4-1, antes del descuento de Mario Bevilacqua para el 4-2 final.

El sábado, la cordura tendrá una nueva oportunidad de mostrar que es capaz de convivir con los hinchas en un estadio de fútbol. Que nadie la espante.