Mejoró arriba:tiene 33 tantos, de lo mejor. ¿La mala? Es el más goleado con 38.

El fútbol tiene dos actos excluyentes: ataque y defensa o viceversa. El orden de las palabras no altera el sentido.

La llegada de algunos refuerzos de jerarquía, Paulo Rosales –caso excluyente–, le ofrecía a Talleres la chance de cambiar ese incómodo traje de equipo “chico”, que lo situó en el puesto siguiente al de la reválida.

La idea era acomodar al coscoíno como un engranaje para aprovechar la potencialidad que ofrecía la dupla Cuevas-Borghello (una idea de ataque que superara el pelotazo para que uno peine y el otro haga el gol) y sacarle provecho a la técnica de Lucas Rimoldi (puesto a marcar y a encimarse con Alexis Cabrera).

¿El riesgo? Sostener esa estructura ofensiva al menor costo posible. Más allá del sistema de juego (3-4-1-2 ó 4-3-1-2), el Talleres de las variantes de ataque, debía ser respaldado por una estructura defensiva que iba a presentarse mínimamente a seis tipos altos y, en un par de casos, en el camino de alcanzar la condición física ideal.

Porque el que crea que la seguridad del equipo depende del arquero y sus defensores está equivocado. Además, de Silva y el cuarteto Álvarez-Maidana-Lussenhoff-Torsiglieri también habría que sumar a Rimoldi, Cabrera y Viveros.

Las victorias ante Platense y Almagro marcaron una tendencia: Talleres, como nunca, se transformó en un equipo de temer: les anotó tres goles a Platense y cuatro a Almagro, pero apenas pudo ganar por un tanto de diferencia y con cierto sufrimiento sobre el final, con salvadas in extremis.

Pero las victorias, además de tranquilidad y alivio, es que ofrecieron “tiempo” (un par de semanas) para trabajar ciertos desequilibrios. Por caso, cómo hacer para defender en espacios amplios con los altos albiazules que muchas veces quedaban expuestos ante los “ligeritos” de turno. O bien, tapando al lanzador.

Ante Aldosivi, ese desequilibrio pasó de la cancha al marcador. La “T” fue derrotada y le anotaron cuatro goles. Hubo culpas de las recientes y de las “viejas” (la defensa de la banda izquierda, por caso, y en pelotas aéreas). Al minuto del complemento perdía 3-0, una distancia que fue indescontable para Talleres que llegó a ponerse a un gol.

Los números. Con los nueve tantos anotados en la reanudación del torneo (tres por juego), la “T” sumó 33, cifra que solamente es superada por Godoy Cruz, que suma 34.

Los nueve goles recibidos, en el año (tres por juego), dejaron una marca negativa: con 38 goles en contra, la “T” tiene el arco más vencido de la temporada.

Los números


1,5 gol a favor. Es el promedio de anotaciones de la “T”.

1,7 tanto en contra. Es el número de goles que recibe por juego.

Tres, en el año. Es la cantidad de goles que recibió y marcó por partido, al cabo de tres partidos.

33 tantos en 22 juegos , son las cifras del ataque albiazul. Solamente es superado por Godoy Cruz de Mendoza, con 34.

38 son los goles recibidos en el torneo. Lo siguen Almagro, la CAI y Defensa y Justicia que sufrieron 32 tantos.