¿Ya tuvo la oportunidad de hablar con el presidente de AFA?
–Sí. Vi a don Julio. No lo conocía personalmente. Es una persona muy seria, agradable y concreta.

–Obtuvo su venia para entrar en Talleres, obviamente.
–No precisamente. Le manifesté el interés que tenía en estar en el fútbol argentino. No me dijo ni sí ni no. Sólo me escuchó. Conversamos de varias cosas. Su hijo Humberto está en el club y si uno quiere entrar a cualquier deporte, debe dirigirse a la máxima autoridad.

–Granero declaró que había recibido “sugerencias” de altas esferas para que no le vendiera.
–No me dijo nada. Me sorprende.

Ahumada se mantuvo sereno y respetuoso. Aunque, en algún momento, sus ojos llegaron a transmitir cierta inquietud, por encontrarse ante un cronista que no conocía, en su primera entrevista en el país tras su liberación, y sabiendo que tarde o temprano le preguntarían sobre su pasado.

–Usted dijo que no se avergüenza de nada…
–He sido claro y transparente.

–Aprendió algo en la cárcel…
–Sólo voy a hablar de Talleres.

–¿Talleres será un capítulo glorioso en el libro que hoy escribe?
–Será el último de mi único libro.

–¿Extrañaba el fútbol o los negocios?
–Vea... voy a estar cerca de ustedes, pero no hablaré mucho. Habrá un jefe de prensa. Sólo hechos.

–¿Qué le diría a los hinchas que se preguntan quién es Ahumada?
–Que soy un cordobés más y que estoy muy orgulloso de ello. Que el club de mi infancia y de mis sueños fue Talleres. Y que daré todo para hacerlo digno de su afición.

Saludos al Pachuca. Ahumada también se refirió al intento que hizo Andrés Fassi, director deportivo del Pachuca, y un grupo de ex directivos de Talleres para quedarse con la firma Ateliers.

–¿Tuvieron chance o usted tenía claro que no iba a vender?
–Lo único que le puedo decir a la gente de Pachuca es que les mando un saludo muy cordial. Que les deseo éxitos. Como son hombres de éxitos... que sigan con ellos.