La verdad, no entiendo bien por qué se armó tanto revuelo con la llegada de Carlos Ahumada a Talleres. Muchas veces, los futbolistas somos los últimos en enterarnos de todo lo que sucede, pero no tengo nada que decir, sólo que conmigo se portó muy bien, y me cumplió con todo lo que prometió.

Era un hombre que ponía mucha gente a trabajar, y no era fácil acceder a dialogar con él. Sin embargo, conmigo tenía contacto, sobre todo cuando se enteró que yo era cordobés. El siempre me decía “extraño mucho a Córdoba, algún día espero regresar”. En su conducción, nunca tuvimos problemas económicos, sino todo lo contrario. Es muy normal que se compren las franquicias en México, y pese a que nosotros estábamos en una categoría de ascenso, cobrábamos al día y recibíamos premios.

¿Si es un personaje polémico? Me sorprende. Cuando me enteré de su llegada a Talleres me puse contento, porque es importante que gente de mucha solvencia económica se acerque a invertir en Córdoba. Varios me dijeron que tenía algunos negocios turbios, pero yo nunca me enteré de nada y lo tomé como un rumor falso.

Cuando se venció mi contrato, me saludó y a los seis meses me volvió a contratar. No faltaba nunca a los partidos, dialogaba con el entrenador pero no tenía relación con los futbolistas. A veces hacía actos de presencia en las prácticas, y pasaba a dar su apoyo. Cuando su grupo se fue, yo me volví a Argentina, pero tengo muy buenos recuerdos de su gestión. Espero que sea la inyección que Talleres necesita para salir adelante.

(*) Jugó en León de México bajo la conducción de Ahumada.