Carlos Ahumada se mostró en público por primera vez desde que negocia la compra de la gerenciadora de Talleres. Fue a la pretemporada de las inferiores y corrió con los pibes en Embalse.

Embalse. Uno de los hombres más enigmáticos que apareció en la escena del fútbol argentino es Carlos Ahumada, un empresario de origen cordobés que amasó una fortuna en México –donde pasó unos tres años detenido– y está a punto de quedarse con el 70 por ciento de la gerenciadora de Talleres. Hace dos semanas, La Voz del Interior reveló su desembarco y su presencia en Buenos Aires, pero nadie lo había visto públicamente hasta ayer al mediodía, cuando sacudió con su presencia la calma de los hoteles estatales de Embalse, donde se alojan las divisiones inferiores de Talleres para realizar la pretemporada.

La presencia de Ahumada coincide con la definición de la situación de Ateliers, la gerenciadora del club albiazul, por quien también puja el grupo Pachuca de México de la mano del también cordobés Andrés Fassi. Esa situación podría quedar definida por estas horas, en un tira y afloja que ya se acercaría a los tres millones de dólares.

"No quiero hablar por ahora, no es el momento. Cuando se concrete (la compra) van a ser los primeros que se van a enterar", señaló Ahumada a La Voz del Interior, dejando en evidencia con su entonación que hace 33 años está radicado en México. Había llegado horas antes al aeropuerto de Río Cuarto en un jet privado y de allí viajó a Embalse.

Con actitud amable y enfundado en ropa de entrenamiento de Talleres, el cordobés que lidera el grupo Quart, se negó a dar precisiones de la inversión en el club cordobés. Ya lo había advertido el ex futbolista Martín Vilallonga, que integra el grupo que lidera Ahumada, quien dijo que el empresario no iba a dar entrevistas, "porque todavía no hay nada cerrado".

"Pensé que iba a pasar inadvertido, pero parece que no", comentó el empresario que al llegar a Embalse se alojó en el hotel 1 del complejo hotelero ante el asombro de unos 90 pibes.

A eso de las 11.30 bajó del hotel junto a Vilallonga, vestido con la indumentaria tallarín: remera con escudo y pantalones cortos azules. Tras una breve presentación al grupo de pibes de la quinta que hacía ejercicios con los entrenadores en el frente, Ahumada se sumó al trabajo como uno más. Desde allí salieron a trotar por los caminos internos del predio, con frondosa arboleda. A los 20 minutos, aproximadamente, se detuvieron a hacer trabajos de elongación, que acompañó el empresario. Tras esto, los pibes se fueron un rato al lago y Ahumada accedió a conversar sobre temas mundanos. Ante la pregunta de si estaba cerrado el acuerdo, el empresario no respondió.

"Si querés, hablamos de los paisajes que son impresionantes", lanzó entre risas y transpirado, luego de acompañar por cinco kilómetros parte de la rutina diaria de los pibes de la quinta de AFA.

Hizo demagogia con los chicos.Los pibes y los entrenadores de Talleres festejaron algunas de las palabras que dijo Carlos Ahumada. "Él nos aseguró que muchas cosas iban a cambiar, que íbamos a seguir y que nos iban a subir el sueldo. Fue muy emocionante porque casi nunca vimos a un tipo de tanto peso interesarse por el semillero", contó un DT de las inferiores.

Durante su presencia en Embalse, Ahumada dialogó con el manager de las inferiores, Piero Foglia, y los entrenadores Jorge Grassi y Carlos Bustos (ex gerenciador de Belgrano), entre otros. Incluso, se hizo tiempo para instruir a un empleado para que "compren" la indumentaria que no tenga la utilería.