En agosto de 2005, Carlos Ahumada estaba preso en el Reclusorio Preventivo Norte (DF) por posible fraude a las finanzas públicas de México. El empresario cordobés pedía hablar con la prensa para contar "su verdad", pero las autoridades no se lo permitían. Entonces, comenzó una huelga de hambre y a los 12 días, como no conseguía nada, se cosió la boca. Según la prensa mejicana fueron dos puntadas, de un extremo a otro de la boca.

Órganos. En ese momento, su abogado Hazael Ruiz Ortega dijo que por la huelga de hambre, a Ahumada no le funcionaban "al ciento por ciento el hígado y los riñones, ni se le irrigaba el cerebro".