Fue visto y no visto. Ricardo Enrique Bochini iba pasando jugadores de Talleres y todo lo que se le hubiera puesto delante, mediante las paredes que iba tirando Ricardo Bertoni y Mariano Biondi. Y al tiempo que “el Bocha” se acercaba al “Mono” Guibaudo, paralelamente se alejaban las ilusiones albiazules de ser campeones del Nacional 1977. “Era el diablo hecho hombre”, recuerdan los hinchas de Talleres sobre aquella maniobra. Bochini no dudó y la mandó adentro. Así consumó la hazaña. La de Independiente que alcanzó el empate que lo clasificaba campeón con ocho hombres y la propia, por semejante golazo.

“El Bocha”, que tiene una calle y una iglesia fundada por hinchas rojos, recordó ese partido con LA VOZ DEL INTERIOR .

“Ese partido está en mis recuerdos porque fue uno de los más importantes de mi carrera deportiva y creo que todos los que jugamos esa noche debemos sentir lo mismo. Fue increíble lo que sucedió esa noche en Córdoba. Es algo que a uno nunca le había sucedido en un partido de fútbol y se dio todo esa noche”, le dijo Bochini, que anoche fue homenajeado por la directiva de Independiente en ocasión de cumplirse los 30 años de esa final.

–¿Fue comparable con “el Maracanazo” que sufrió Brasil ante Uruguay en el Mundial de 1950 como dicen los jugadores de Talleres?
–Tiene una similitud, aunque lo otro fue de dimensión mundial. Pero por la forma en la que ganamos ese partido, fue bastante parecido. La diferencia también pasa porque nosotros íbamos perdiendo 2-1 con tres hombres menos.

–¿Fue el partido más importante de su vida?
–Como hazaña, esta fue la mayor que conseguimos. También fue muy importante la final de la Copa Intercontinental del ‘73. Pero puntualmente, el partido de Córdoba fue importante porque éramos dos equipos muy parejos, los dos teníamos muy buenos jugadores. Fue el partido de mi vida. Se dio un poco de todo. Nosotros supimos hacer ese gol del empate, pero después Talleres no lo supo definir porque tuvo tres o cuatro chances de ponerse 3-1 y no lo hizo. Ellos nos dieron la chance de empatar.

–¿Usted también quería abandonar el estadio?
–Yo era uno de los que se quería ir. En ese momento había un túnel y también se podía ir por una puertita al vestuario. Y estaba abierta, Pero ”el Pato” fue el que estuvo más sereno y nos hizo ver que si nos íbamos, no lo recuperábamos más al partido.

–¿El partido estaba arreglado?
–Estaba convencido de que el referí Roberto Barreiro estaba jugando muy mal, pero no sé si era porque estaba arreglado o no.

–¿Alguna anécdota?
–Lo que más recuerdo, que hoy no podría pasar, es que nosotros dimos la vuelta olímpica frente a un público que estaba muy mal, muy triste, pero nos respetó y no hizo nada. Hoy no sé si se puede hacer eso en alguna cancha del fútbol argentino.

–¿Ganaron bien?
–A pesar de la amargura de Talleres, nosotros ganamos bien ese partido. La gente reconoció lo que habíamos hecho y se sigue acordando de nosotros porque salimos campeones. Y de Talleres, porque nunca estuvo tan cerca de ganar un campeonato. Después me crucé con varios muchachos cuando estábamos en la selección. Pero nunca charlamos del partido.