El “100″ de plenitud, la rotación ante Colón, la quinta amarilla de Díaz y la movida de la extensión del aforo ante River, en la agenda de esta edición del Pase al gol.

El Mundo Talleres, o gran parte de él, vive este debate: “Se pensó más en el partido con River que en el de Colón”. La quinta amarilla buscada por Enzo Díaz en el partido con Atlético Tucumán, la rotación que el DT hizo ante Colón, sobre todo en los casos de Santos y de Tenaglia, más el hecho de que la directiva pidiera a la Liga la extensión del aforo del estadio Mario Alberto Kempes al 70 por ciento para el juego con el Millonario.

Estas referencias, todas conocidas antes del juego en el Cementerio de los Elefantes, llevaron a la masa albiazul a instalar el tema y a tomar posición. La derrota ante el equipo de Eduardo Domínguez en lugar de un empate (hubiera sido el resultado más justo) y el rendimiento opaco ante un rival más limitado hicieron que algunas opiniones directamente se convirtieran en crítica, sobre todo porque Talleres quedó a cuatro puntos del líder River.

Desde este lado, podemos sumar otras referencias que quizás permitan ofrecer un análisis más amplio. Después de tener voces autorizadas de la directiva, cuerpo técnico y los jugadores es que las decisiones tomadas antes del partido con Colón no tenían opciones. Casi todas.

Uno de los mandamientos del “Cacique” se sigue manteniendo a rajatabla y es “el 100 por ciento de plenitud”. Siempre fue así y más en esta situación en la que Talleres accedió a la punta, se mantuvo seis partidos, pasó a semi de Copa Argentina y, luego, terminó perdiendo la punta de un torneo que aún puede recuperar. Ese patrón no pudo ser alcanzado por varios futbolistas clave.

Mantener esa condición del “100″ o del “110″ cuando hay partidos cada cuatro días ha sido difícil y ha impactado en la disponibilidad de Medina. Ese ideal de Medina, en este torneo, pudo ser alcanzado dos o tres veces, y fue cuando Talleres estaba arriba. Después se puede cuestionar el nombre de los ingresos (tampoco hay tantas opciones y tan decisivas), pero la decisión de rotar debió tomarse para prevenir lesiones que lo dejaron sin jugadores clave. El fin de semana fueron Santos, Tenaglia y Méndez; más adelante serán Auzqui y Valoyes. Talleres ya tropezó con esa piedra en la doble definición de Copa de Liga Profesional y Sudamericana. Y este Talleres de Medina se aproxima a otra doble definición y no quiere jugarlas rengo.

La salida de Díaz no fue una ocurrencia propia, estaba coordinada con el cuerpo técnico. Se trata de uno de los mejores laterales del país, pero había visto “la roja” con Central, había quedado con cuatro y el DT pensó que con Colón iba a plantear un partido desde el nervio y el roce, tal como pasó. De hecho, seis jugadores fueron amonestados. Martino, uno de ellos, lo reemplazó bien y no tuvo problemas con la marca. ¿Había garantías de que no hiciera el foul del 0-1? No, pero debió intervenir en la ventaja que concedió el juez Pitana a una falta de Pérez sobre Castro. En el acto ofensivo, ¿había garantías de que Enzo pudiera desequilibrar con su sorpresa? No. Talleres tuvo poco juego y tres avances en serio, dos de ellos producidos por el propio Valoyes.

La decisión sobre Díaz aún tiene vigencia: se verá si el trámite del juego con River es para las capacidades del lateral, como piensa el DT, más que para las condiciones que presentó el juego en el Cementerio de los Elefantes.

De la misma manera, la directiva tomó decisiones sobre el partido con River. Así como sentó una posición en la pandemia con aquel primer protocolo sanitario hasta la vuelta anticipada de la gente a la cancha, ahora entendió que estaban dadas las condiciones para pedir un aforo superior que contemplara a los socios (tiene casi 40 mil y entran 28.500) y también al público “millonario”. Es opinable lo del público visitante, pero plantear un operativo así el domingo a la noche o el lunes a la mañana hubiera sido altamente oportunista e inconveniente.

No se trata de atacar ni de defender a nadie, sino de terminar de armar un cuadro de situación en el que muchas decisiones no tienen otros escenarios. Ya en la cancha rige el juego. Ahí es el único lugar donde todo se hace en presente, se limitan carencias y se maximizan virtudes. Ese lugar es donde Talleres puede y debe volver a ser. Ni antes ni después.