Las razones de las cinco victorias al hilo y cómo el equipo se impuso a Estudiantes para llegar a la cima de la Liga Profesional.

El Mundo Talleres sigue de fiesta. El primer equipo albiazul le ganó 2-0 a Estudiantes y accedió a compartir el liderazgo del torneo de la Liga Profesional con Lanús al sumar 19 unidades, al cabo de la novena fecha. El cuadro de Alexander Medina ya había llegado a ese sitial de privilegio en el compromiso anterior cuando venció a Argentinos Juniors y anoche la exigencia era superior.

Había alcanzado ese lugar después de 17 años (el último había sido el equipo de Juan José López en el Clausura 2004, pero paradójicamente se fue al descenso por el peso de las dos campañas anteriores) y había que sostenerlo. No era una obligación, pero sí una responsabilidad. Esa condición siempre había faltado cuando Talleres, desde su vuelta a Primera en 2016, había jugado para más o para conseguir lo obtenido.

Este Talleres de Alexander Medina pudo hacerlo. Más allá del rival, de la cancha, de los recursos que tiene y de los que le faltan. Todos atendibles, pero que había que dejar atrás de una vez por todas. Con los goles Mariano Andújar, en contra, y de Carlos Auzqui terminó imponiendo condiciones ante el Estudiantes de La Plata de Ricardo Zielinski.

Se sabe del respeto generado por este Talleres porque sabe a qué juega, pero también es conocido que los partidos ante equipos que tienen un orden increíble -como todos los que ha dirigido “el Ruso”- siempre le costaron. Y el reto era doble porque Estudiantes también había llegado al Kempes para mantenerse arriba.

Talleres obtuvo su quinta victoria consecutiva (superó la mejor racha de la era Medina, que había llegado a cuatro en la temporada 2019-2020), hizo del Kempes una fortaleza (venció a Arsenal, San Lorenzo y Estudiantes, y sólo empató con Boca y no le convirtieron goles) con un juego que fue mutando en función de los elementos de los que dispuso Medina y de la madurez del equipo.

Lo atacó de entrada a Estudiantes y cuando vio que ya le estaba llegando por las bandas y también era peligroso con las pelotas detenidas, le pasó una factura carísima.

“Lo durmió” con el 1-0 en el que Rafael Pérez corrigió un remate de Juan Méndez y la pelota rebotó en Andújar; luego, lo sorprendió con un golazo de Auzqui (tremendo pase de Nahuel Tenaglia) y casi lo goleó ya que Ángelo Martino y, después, Michael Santos podrían haber marcado. Parecieron de otro partido las atajadas de Guido Herrera ante Matías Pellegrini, el gol que se erró Agustín Rogel, un penal que cometió Diego Valoyes y “la roja” que debió ver Juan Cruz Komar.

Ganó Talleres porque creó el momento para hacerlo y pudo esquivar los golpes que le tiró el rival. Salió de ahí como pudo y así demostró que de las derrotas aprendió lo suficiente. Viene un derrotero difícil por el torneo y la Copa Argentina y todo parece estar en su lugar para Talleres. Lo que se juega lo posibilitó.