Tras un amanecer prometedor, Tigre lo desnudó desde la banda izquierda y le sacó tres goles cuando faltaban 20 minutos. Navarro y Palacios vieron la roja.

Así en la fútbol como en la vida, no siempre al que madruga dios fútbol lo ayuda. A esta altura, deben ser muy pocos los que recuerden aquellos tiros de Tomás Pochettino que exigieron a Gonzalo Marinelli.

Ni hablar de esa acción en la que Dayro Moreno fue al cruce de un pase atrás de Gerardo Alcoba hacia Gonzalo Marinelli y la dejó pasar para hacer un autopase que al final fue providencialmente interceptado por el arquero de Tigre, para evitar lo que hubiera sido el gol del año para el colombiano. Pocos se deben acordar.

Sin embargo, nadie podrá negar que el conjunto dirigido por Néstor Gorosito le avisó en esa primera media hora que lo iba a dañar seriamente ya que sobre la banda izquierda de su defensa (la derecha del ataque visitante), había encontrado un paraíso.

Tan mal le fue a Mauricio Toni (reemplazó al suspendido Enzo Díaz) que Juan Pablo Vojvoda terminó por reemplazarlo al cierre del primer tiempo por Facundo Medina. Talleres aceptó el reto del ida y vuelta que proponía un conjunto que necesitaba ganar (se juega la permanencia), pero sin el respaldo defensivo necesario.

El 2-0 parcial reflejaban los aciertos de Walter Montillo (el cerebro de Tigre y a quien Talleres no marcó con el rigor del caso) y de Lucas Menossi. Esas jugadas no fueron las únicas que llegaron por el sector de marras (Juan Ramírez tampoco pudo darle una mano a Toni). Hubo otras cinco más, de las cuales una de ellas terminó con un taco de Menossi al palo.

Y en el acto ofensivo, solo figuraba la voluntad de Pochettino, la inteligencia de Dayro Moreno y la expectativa por el despertar de Sebastián Palacios, Gonzalo Maroni y Ramírez. Más lo que propusiera el DT desde el banco. A la salida de Toni, le sucedió la de Maroni y luego de Ramírez e ingresaron Joel Soñora y Mauro Ortiz.

Talleres levantó arriba, porque Joel ganó esa banda (hasta Montillo retrocedió) e impulsó a su equipo. Le dio al palo y, luego, tiró dos veces de larga distancia. En una de esas chances recibió de Ortiz; en la otra, falló Moreno. Sin embargo, en el fondo, Medina tampoco fue solución (el DT también podría haber optado por Javier Gandolfi, que estaba en el banco): desde allí llegó el centro de Galmarini y el tanto de Janson.

Luego, llegó el nervio: Navarro vio “la roja”, al igual que Palacios por su protesta al juez Fernando Espinoza. Finalmente, Tenaglia logró el descuento y dejó el marcador en un 1-3. Un marcador increíble para como había arrancado el juego.