Lo más importante

  • El fútbol cordobés y su protagonismo en el fútbol juvenil argentino.
  • Belgrano fue bicampeón en cuarta y festejó en octava.
  • Talleres dio la vuelta dos veces en reserva y una en cuarta.
  • Instituto tuvo sus logros en la B Nacional.
  • Estudiantes de Río Cuarto se suma a la competencia.

El fútbol de Córdoba celebró sus 15 años de competencia plena en AFA con la cosecha de varios títulos en categorías juveniles. Talleres logró ser bicampeón de la división reserva en forma consecutiva y de la cuarta división entre 2018 y 2017. Instituto ganó los de quinta y sexta en la B Nacional, a fines del año pasado.

Los logros se sumaron a los de Belgrano, que fue por primera vez campeón en octava división, a fines de 2016, y bicampeón de cuarta en 2009 y en 2005.

El crecimiento en este aspecto ha sido realmente importante: de un total de ocho títulos obtenidos por los equipos locales –incluido Racing de Nueva Italia con aquella participación en 2005– en los torneos de juveniles de AFA, la plaza Córdoba sumó seis en los últimos dos años.

Se trata de la consecuencia de un cambio de mentalidad en cuanto a la metodología de trabajo en nuestros semilleros. El resultado es un aliciente, pero está claro que el objetivo principal sigue siendo formar futbolistas para que, tras debutar en el primer equipo, se consiga una venta posterior, cuyo producido se convierta en el principal ingreso genuino, sin el cual no será posible el crecimiento institucional en estructura y en infraestructura.

Es más, Estudiantes de Río Cuarto sumará sus divisiones inferiores a la competencia afista al ascender al Federal A. Competirá en la misma zona que Instituto, en la B Nacional.

El hito

Desde aquel 15 de marzo de 2003, cuando Talleres fue el primer equipo que debutó con sus inferiores de AFA (contra Arsenal, en un predio de Sarandí, con la cuarta de Ángel Bocanelli y con la quinta de Héctor Arzubialde), ha pasado mucha agua bajo el puente.

Belgrano, que un año después se sumó a la competencia con seis categorías, lo entendió antes que nadie: con la estructura con la que dotó a su semillero se produjo un trabajo serio que se  tradujo en ventas millonarias que le permitieron salir de la quiebra y, luego, volver a Primera.

Después fue Talleres, que durante la década que estuvo quebrado solamente pudo vender a Cristian Pavón a Boca en 14 millones de pesos. “De cada dos pesos, uno va para el semillero”, es la política albiazul con la que ya ha logrado vender a algunos propios, como Victorio Ramis y Emanuel Reynoso.

Se recuerda en aquellas épocas una frase de un vicepresidente, que molesto por los reclamos de los profesores y los DT del semillero por falta de pago, decía: “Hay que cerrar las inferiores. No sirven para nada”.

Instituto, que por ubicación geográfica ha tenido el beneficio de tener La Agustina enclavada en una zona donde todavía hay potreros y tiene a metros a Unión Florida, no tuvo problemas para vender, porque jamás le faltó la materia prima, pero muchas veces tuvo que hacerlo apurado por una economía que lo agobiaba.

Igualmente este año formó un área de reclutamiento para incorporar los elementos que no tiene. Lo de Racing fue un año con las seis categorías exigidas, cuando fue gerenciado por Jorge Petrone.

¿Qué pasó con los campeones y cómo fue la inserción?

El paso que aún sigue pendiente es el de una inserción mayor en el plantel profesional. En Belgrano, las presencias de Tomás Guidara y Lucas Acosta ("automarginado" por las críticas de Armando Pérez, quien pidió que no jugara, algo que no involucraba a un jugador del club desde el caso Novaretti, declarado persona no grata) en el equipo titular son las únicas plazas de los propios.

Jugaron 27 y 21 partidos, respectivamente; luego, le siguieron Fabricio Brener (10), Tobías Figueroa (10 y se fue a Chile), Valentín Barbero (uno y ha vuelto a ser considerado en el plantel profesional tras su debut en 2017 con 16 años) y Cristian Romero (cuatro y partida al Genoa, de Italia).

¿Hay algún jugador de los campeones de la cuarta en 2009 (clase 1989) que dirigía Darío Cavallo, quien fue interino ante Platense por Copa Argentina, tras la ida de Pablo Lavallén? No.

De aquel plantel, solamente Iván Etevenaux (jugó 49 partidos antes de irse del club), Pablo Heredia (debutó el 16/02/2014 ante Boca y ganó la "B" 3 a 2 en una Bombonera que estaba vacía por sanción)
y Paul Ramos fueron los que pudieron llegar al primer equipo.

Es más, el goleador Luis Silba (28 años), quien no jugó la final con Lanús, se fue por una diferencia contractual y continuó su carrera en Uruguay, hasta recalar en Sarmiento de Resistencia, donde es uno de los goleadores. Aquel primer título de inferiores en su gestión fue definida como “la alegría más grande, después del ascenso de 2006”, dijo el entonces gerenciador Armando Pérez.

Mejor les había ido a los que lograron el título de 2005. En su primera participación en AFA, la cuarta de Belgrano había conseguido el título en el Torneo Clasificación. Diego Novaretti, Mariano Aldecoa, Luciano Lollo y Juan Carlos Maldonado fueron los valores más destacados y quienes llegaron a jugar más de 30 partidos en el club. Ese equipo fue conducido por Marcelo Bonetto. “Vencimos a Boca, en cancha de Universitario”, recordó.

Los más nuevos fueron los de octava división, conducidos por Norberto “Beto” Fernández, quienes resultaron campeones en 2016 (son clase 2001). Mateo Pierobon, Gonzalo Romero, Agustín Galeazzi, Agustín Musso, Rodrigo Gómez y Axel Pereyra fueron algunos de los nombres destacados que vienen pidiendo pista. “Gómez está en reserva y ha practicado con la primera. Con el tiempo, se verá el trabajo”, comentó “el Beto”.

Lo de Talleres es lo más reciente

Abrió el camino a partir de las gestiones del entonces gerente deportivo Antonio Fauro y del coordinador Mario Ballarino (“Limpiamos el predio y organizamos las inferiores del club: desde Pavón hasta Pastore salieron de ahí”, dijo el exjugador), pero los títulos llegaron recién ahora, durante la era Fassi.

La reserva ganó los dos últimos títulos con la conducción de Lucas Bovaglio en el primer torneo y de Walter Lemma, en el último; en el caso de la cuarta división fue de la mano de Egidio Acuña en 2017. San Lorenzo, Unión y Newell’s quedaron en el camino triunfal de los pibes de la “T”, que tienen una tradición mayor en el semillero afista.

Pese a que de “dos pesos, se invierte uno en el semillero”, la promoción de juveniles ha sido muy difícil: más allá de los jugadores profesionales y de aquellos que se repiten en ambos planteles (32 y 39), solamente tres futbolistas lograron debutar en Primera en estos dos años.

Se trata de Catriel Sánchez (se fue al fútbol de Ucrania), Nahuel Bustos (juega más en reserva) y Cristian Ojeda (el único que tuvo  su estreno en la Superliga pasada y que completó cinco partidos). Solamente Emanuel Reynoso y Victorio Ramis (venía del Federal A y de la B Nacional) lograron tener la continuidad suficiente para ser importantes para el equipo y para que pudieran ser vendidos.

Fernando Juárez llegó a debutar en B Nacional, pero no tuvo partido estreno en Primera.

Y la cuarta división albiazul (2002), dirigida por Egidio Acuña, le sacó cuatro puntos de ventaja a su escola Vélez y logró la clasificación a la Copa Libertadores Sub 20 que jugó este año.

Si bien, en el final, fue reforzada por juveniles ya fogueados como Sánchez, Bersano, Humeller, Beltramone, los nombres de Gabriel Espíndola, Carlos Villalba y Mauro Valiente ya comenzaron a pisar fuerte, al punto de que ya hicieron algunas prácticas con el plantel profesional sobre el cierre de la Superliga.

Instituto, en tanto, es el que más jugadores ha logrado insertar en el primer equipo: los surgidos en la Agustina arrancan como alternativa y, tras los primeros reveses de resultados y rendimiento de los foráneos, empiezan a tener lugar hasta ser mayoría. Así desde que el equipo bajó a la B Nacional, hace 12 años.

Gastón Yabale, Ignacio Antonio, Emiliano Endrizzi, Mateo Klimowicz y Facundo Castelli fueron titulares en el juego final de temporada ante Sarmiento. ¿Más? ocho de los 18 que firmaron planilla eran del semillero.

El 17 y el 18 de noviembre del año pasado aparecieron los primeros títulos albirrojos. La quinta división de Claudio “Capé” Sarría superó 4-2 a All Boys en el predio de Rosario Central; y al día siguiente, la sexta de César Zabala (“Hay grandes jugadores y mucho material a futuro, el club se verá beneficiado por el capital que hay en esta categoría. Estoy convencido de eso”, dijo) goleó 4-1 a Boca Unidos, de Corrientes, en el torneo de inferiores de la B Nacional.

Así pudieron cruzar ese umbral al que se había arribado en 2011 con Elvio Agüero y su clase 1995 subcampeona en 2011 ante Chicago. “De ahí, llegaron Ponzio, Piermarteri, Antonio, por caso”, contó Agüero, quien participó de cuerpo técnico de Franco, en su primer ciclo, y luego fue DT del primer equipo.

Tosto y Bajamich de la quinta, Jonathan Dellarrosa y Alex Villarrel, de la sexta, son algunas de las promesas del semillero albirrojo, como ocurre con las de Talleres y las de Belgrano. Es más, también se da el caso de que aumentaron las presencias en las selecciones juveniles: El celeste Tomás Attis y los albiazules Federico Navarro y Augusto Schott llegaron a semifinales con la sub 19 de Argentina en los juegos Odesur.

Hay que prestar atención a la quinta división, sobre todo. Es la categoría desde donde deben saltar a primera los que ya tienen condiciones. Más adelante, es difícil. Los títulos sirven en inferiores, pero más el talento de cada uno y sus ganas de triunfar”, supo decir Alberto Alonso, del semillero de Argentinos Juniors y con experiencia de muchos años en River.

¿Fábrica de campeones o de jugadores?

Todos los encargados de los semilleros locales como Daniel Primo, Carlos Ranalli y Pablo Álvarez coinciden en que habrá un punto de inflexión una vez que se conozca el parecer de los entrenadores de Belgrano, de Talleres y de Instituto, respectivamente, sobre qué lugar tendrán los pibes en la nueva temporada.

Talleres y Belgrano largarán con entrenadores jóvenes. En el caso de Vojvoda, sabe que la promoción de tres propios en Primera es un objetivo por superar. El ex DT de Defensa deberá determinar cómo hacerlo, ya que el Talleres que Fassi le armará peleará tres frentes: la Superliga (“Estaremos entre los 10 primeros”, es el objetivo del directivo), la Copa Argentina y la Libertadores. Talleres tiene que vender como lo hará en este receso y en los que siguen para sustentarse, y necesita mostrar los propios. Para eso invierte tanto en el semillero.

Bernardi tendrá el desafío de mantener a Belgrano en la categoría, uno de los peores escenarios que puede tener para germinar un pibe de inferiores, más allá de que haya sido campeón o no con su división.

En Instituto, la obligación de ascender está desde hace 12 años, habrá que ver si Darío Franco, quien tiene la chance de formar un nuevo plantel, mantiene la confianza sobre los jugadores propios y los pibes, tal como lo hiciera en su primera gestión con aquel famoso tridente de delanteros y de debutantes integrado por Nicolás López Macri, Paulo Dybala y Pablo Burzio.

Finalmente, Estudiantes de Río Cuarto estará ante un hecho histórico: sumará a sus divisiones formativas a la competencia nacional en los certámenes oficiales de la Asociación del Fútbol Argentino.

“Nuestro objetivo era lograr el ascenso al Federal A para tener la posibilidad de competir con inferiores de AFA. Eso se consiguió, y se abrieron las puertas a una nueva esperanza de formar los jugadores de nuestro club. Esto es algo histórico para Estudiantes, para la ciudad y para la Liga de Río Cuarto”, dijo Alicio Dagatti, titular del club.

Los títulos