Rojas es la lucha entre aquel que juega de primera y el que lo hace para sí mismo. La “T” lo disfruta y lo sufre. Acto por acto.

Talleres iniciará esta tarde, y en la Boutique, su semana de entrenamientos rumbo al partido con Newell’s, que se jugará el lunes, a las 19, en el parque Independencia en el marco de la fecha 23ª fecha de la Superliga. El análisis de las dos caras de Joao Rojas, que está a préstamo hasta la finalización de la temporada.

Lo Positivo

Joao encendido, primer acto. Amanece el partido con Independiente, Silva se la peina y él le gana en velocidad a Brítez (“Qué rápido que es”, dijo el lateral luego de verle el 7 en la espalda reiteradas varias veces), que le tira con todo, en una jugada que no termina en penal porque Joao sigue y ataja Campaña.

Segundo acto, el asistidor. Escobar se la juega justa, el rival queda desairado, pero como falló el primer mano a mano ya no se permite un nuevo intento. Y con un pase de primera le sirve el gol a Silva porque es el máximo asistidor de la “T” con cinco. Pero “el 1” vuelve a salvar.

Tercer acto, el creador. Kudelka lo retrasa para que arranque más atrás porque en el frente de ataque ya están Ortiz, la dupla Arias-Silva y el lateral Godoy. Entonces, Joao pide cerca del medio, acelera y pone el pase profundo que supera a Gastón Silva para que Talleres tenga tres chances para anotar. Es un pase con ventaja. Godoy quedó solo y se la sacó “el 1”; luego, Figal la sacó sobre la línea y, en el último, el lateral la tiró arriba. Luego pasa a la derecha y su centro termina en un remate de Ramírez que se fue cerca. Igual que en aquel golazo del “20” a River, en el que asistió tras el tándem con Olaza, o a Torres frente a Racing o a Arias con Temperley. Los mejores goles y momentos han tenido que ver con el delantero ecuatoriano. Está claro. Pero... donde termina esa versión, la mejor de Joao, arranca otra. Más individual y menos efectiva.

Lo Negativo

Joao, apagado, primer acto. El partido con Boca podría haber sido su consagración. Arrancó como para comerse crudo al fondo xeneize, hasta que se fue yendo de a poco de la escena principal y lo sacaron.

Segundo acto, débil. Si Joao arranca mal un partido, le da lugar a que el defensor le marque el terreno y lo intimide. Lo agranda. Así se lo ve rebotar hacia atrás o hacia los laterales en lugar de encarar hacia el arco rival. También le pasó ante Boca, y Talleres lo sufrió.

Tercer acto, sin definición. Ocurre cuando Joao deja de jugar de primera y lo hace para sí. Suma un tiempo para una gambeta más y usa al especialista para que le limpie el camino. Invariablemente la pierde: termina en un remate débil a las manos del arquero rival, como ocurrió al final del juego con Independiente, o bien se convierte en el inicio del contraataque del rival.

Cuarto acto, ¿el goleador? No pudo convertir más allá de aquel tanto ante Godoy_Cruz, en el inicio de la Superliga. La falta de puntería le dio el rol de servir goles como prioridad.

Quinto acto, versus el juez. Delfino ayer lo pudo echar cuando lo aplaudió irónicamente. Lo salvó Silva. Alguna vez demoró su salida ante Colón y se fue expulsado. Talleres lo necesita tratando de dañar a los rivales y no jugando un partido contra los jueces.

Sexto acto, el futuro. Si sale su mejor versión, hasta volverá a la selección de su país. Si no, puede volver a ser cedido.