El presidente de Talleres asegura que ya sea en Primera o en la B Nacional, el plan de refundación del club no cambia. Reconoce que el equipo ya logró su primer objetivo.

El Mundo Talleres tiene dos tiempos para Andrés Fassi. El presidente albiazul vive la actualidad del primer equipo, líder invicto de la mano de Frank Darío Kudelka, y las 20 o 30 decisiones que toma por día para seguir “refundando” al club. El otro tiempo es el que lo muestra trabajando en el futuro, con las gestiones para el armado del siguiente equipo (tiene siete visores en el mundo y otros tantos en el país), ya sea en Primera División o en la Primera B Nacional, y también en un cara a cara masivo con los socios para convencerlos de que hay que apoyar el plan de un Talleres a “30 años”.

–¿Cómo vive la previa de un partido final como el de Pergamino?
–Con la misma pasión y responsabilidad. Es la puesta en escena de muchas cosas que se juegan. Es mucha la presión. No es lo mismo ir a verlo como hincha desde los 2 años que ahora que lo presido. En el medio, trabajé en los cuerpos técnicos, y viví y gocé. Esas vivencias me dieron la posibilidad de aprender. Después de 35 años, la pasión es equilibrada. Debe prevalecer la cultura del trabajo. Hoy son momentos de alabanza. Pero no le doy motivos de importancia a eso ni a la crítica. Ya viví de todo. Jugamos Mundial de Clubes y gané 18 títulos y me fui al descenso. De lo máximo a lo más triste.

–¿El no ascenso de Gimnasia y Esgrima de Mendoza lo conmovió mucho?
–Sí. Fue muy difícil. Era un retraso institucional. A la par llevaba horas de conducción en el club. Agarré un Talleres de 50 mil personas insultando, con personas en un acto de violencia inaceptable, rompiendo vidrios, autos, insultando a jugadores, directivos, técnicos. Un Talleres disgregado, desmembrado, desunido y una imagen por el suelo. Eran 500 Talleres. Es lo peor que puede pasarle a una institución. Que dentro de un Talleres se forjen muchos otros Talleres. Hay que crear un solo Talleres. Por eso hablo de sinergia. Y arranca, con códigos, valores, mística, y baja a los DT, jugadores, inferiores e hinchas, en la parte social, escuelas, filiales. En todo. Tuve que empezar a unir. Pero el dolor más grande fue retrasar la refundación de Talleres. Porque lo que se está haciendo hoy es la refundación. En todos los aspectos. “Esto es para pocos. Es para los que tienen el espíritu y los códigos y valores para transformar los insultos en aplausos y en éxitos. De echarnos en cara cosas a forjar un solo Talleres”, dije en ese en la charla final de ese día y mi hijo lo grabó. ¿La solución? Esa final fue a las 20 del domingo y a las 7 del lunes, 25 personas estábamos en el predio y empezamos a armar de nuevo a Talleres. A 15 meses de esa final vamos en camino correcto. Del Talleres que queremos lograr.

–En ocho partidos se decide todo. ¿Cómo será el Talleres de Primera División o el que seguirá en la B Nacional?
–El 90 por ciento de lo que va a seguir pasando en el Mundo Talleres no cambia. Estemos en Primera o sigamos en la B. Hay un 10 por ciento que se reserva para la formación de un equipo en Primera. Pero seguiremos pensando en un primer equipo protagonista, en las inferiores, en la apuesta social, que antes de fin de año debe haber 100 escuelas de fútbol, 200 filiales, cuadruplicado los ingresos de patrocinios y mayor infraestructura para cumplir los objetivos de las distintas áreas. Ese Talleres continúa. No se para.

–En la B Nacional, ya se sabe cómo se reforzó la “T”, con varios top. ¿en Primera serían 10?
–Dependerá de lo que acordemos con el jugador buscado y el DT. Más no puedo decir. No es momento. Sí que no vamos a desprendernos de los jugadores propios, ni de los jugadores que rindieron. Hay jugadores cuyas opciones se ejercieron y hoy valen más. Talleres ha empezado a tener un valor patrimonial y deportivo. Hoy el plantel tiene un 60 por ciento de jugadores propios. En julio, subiremos cuatro jugadores más al plantel. Ahora están Victorio Ramis y Emanuel Reynoso, más Fernando Juárez, Nahuel Bustos y Catriel Sánchez. Serán 9 o 10 los que irán de pretemporada. Por año se hace así. Luego quedarán cuatro o cinco. En el primer plantel llegaron 21 jugadores y se fueron 19; en el de ahora, 13 y en la temporada que viene, con 8 o 9 puede empezar a armarse la estructura de un plantel de 26. El 70 por ciento del plantel seguiría siendo el actual.

Kudelka y aquellos tres días

–¿Cómo contrató al entrenador albiazul?
–Nos emparentó ser DT, PF y especialista en gestión educativa-deportiva. No iba a ser fácil mi incursión en el fútbol. La forma de gestión como la de Talleres no tiene nada que ver con los cuerpos técnicos en Argentina. Me iba a costar. Fui minucioso en la búsqueda del DT. La llegada a Kudelka no fue tanto por sus ascensos sino que fue más allá. Nos reunimos en Miami y estaba con una semana para decidir. Le pedí que viajara. Para decidir por un DT tengo una carpeta con 25 puntos. No se negocia. Es parte de un proyecto. Coincidimos mucho. Tiene una mente más abierta que la de un DT de fútbol. Y vio con agrado cómo me involucré en la decisión de contratar a los jugadores. La tomamos entre todos. Pero está mi responsabilidad. Ante cualquier resultado soy el responsable. Antes que Kudelka. Y mucho más en las malas que en las buenas. Ahí trato de no aparecer. Ahí deben lucirse los jugadores y el gran trabajo del cuerpo técnico. Kudelka le dio valor significativo a todo. El respaldo es mutuo. Desde contratación de jugadores hasta cosas mínimas.

–¿Es el único que puede llamarlo cuando usted está en México?
–Hablamos todos los días con Kudelka. Acá voy a los entrenamientos o por teléfono cuando estoy en México.

–¿Le costó ofrecerle solamente seis meses de continuidad?
–Quería liberarlo y al club. En todos los proyectos, debe haber opciones. Cuando los proyectos son con calzador, empieza a producirse un nivel incomodidad. De ambas partes. Esta decisión fue pensada en que ambos estemos cómodos. No quería atarlo. Pero entablamos una relación tremendamente cordial, aún con puntos de vista distintos. Yo le puedo dar mi opinión. Pero él sabe que toma la última palabra, que toma la decisión final de quién juega y que el equipo lo arma él. Después discutiremos. Además, es muy autocrítico. Pero la decisión final es suya y yo, la respeto.

–¿Está conforme con el juego del equipo?
–Talleres tiene personalidad e identidad de juego. Nadie lo puede negar. Tiene un récord de 33 partidos sin perder y la identidad de local y de visitante se ha sostenido. En el mundo hay pocos equipos que la tengan. Hubo cinco jugadores gravitantes que no pudieron estar a disposición al inicio y Talleres fue puntero igual, con el mismo plan e identidad, pero con alternativas. Ese es un mérito muy grande.

–¿Se apuró con Araujo?
–Al lesionarse con Instituto, había dos opciones. O era operado y faltaba cuatro meses o nos arriesgábamos a que tras la rehabilitación, se lesionara. Era un riesgo que tomamos con la directiva, el médico, el cuerpo técnico y jugador. Duró 25 minutos y hubo que operarlo. Podrá estar en los últimos seis partidos.

–¿Y Encina?
–En cuatro años, Encina jugó el 85 por ciento de cada partido en sus equipos y acá le tocó estar lesionado. Es una opción menos para el cuerpo técnico.

“En la temporada que viene, con ocho o nueve jugadores puede armarse un grupo de 26. El 70% del plantel seguiría siendo el actual”.