Golpe de efecto. El plantel vio la película “Locura que enamora mi ciudad” en la concentración y otras imágenes en el vestuario. 350 hinchas los acompañaron del hotel a la cancha. Al final, sirvió.

Chirola no va a la cancha porque Abril se le asomó al mundo. No va a ver a Talleres porque se queda con la mamá y con la nena de dos días. La beba, con los ojos empastados le traerá el triunfo de Talleres bajo el brazo. Y él no lo sabe aún. Quien sí va a la cancha es Tito. Tito tiene 38 años y tiene la cabellera encanada. Pero no va a la cancha. Se va primero para el Quórum Hotel, a la concentración del equipo. Los jugadores sí se van para el estadio a las 16.05 y salen en fila india hacia el colectivo. Y en la entrada del coqueto hotel se siente una estampida incontrolable. Una locura. Gritan. Cantan. Los jugadores saludan.

En la otra punta de la ciudad, Mabel, esta vez, no fue al Kempes. Tuvo que sacrificar su ida a la cancha para estar en el Día de la Memoria junto a las Abuelas. Pero lleva la radio pegada a la oreja. Su hijo sí está en el bondi de la banda de barrio Los Paraísos. Que siguen al bondi de los jugadores al estadio. En Talleres están locos. Hay locos de todos los colores. Hay locos de todos los tamaños. Hay locos de todos los humores. Hay locos que se hicieron locos y hay cuerdos que disimulan serlo, justamente con esos espasmos de locura. Los de patear todo cuando la pelota no entra. O de romper la última remera por cábala.

“Jugadores, a ver si entendemos /nosotros alentamos /ustedes pongan huevo”. Cantan los hinchas a la salida del hotel, camino al Kempes.

La tarde anterior, en el auditorio de ese mismo hotel se los ve a Klusener, Nievas, Bazzi y Bottino, llorisqueando. “¿Y cómo no nos vamos a emocionar?”, dice uno de ellos. Los jugadores tienen la guardia baja después de 11 partidos erráticos. Y se les baja aún más. En función privada, el plantel de Talleres ve Locura que enamora mi ciudad, la película de Maxi Baldi que pronto se verá en los cines cordobeses. Los jugadores, atónitos, se chupan un golpe de efecto en la previa ante Ferro. No pueden creer ser parte de ese filme conmovedor. Con el ascenso encima, con la pelea de un club que viene cascado.

En el vestuario, antes de salir a jugar, se junta todo el plantel y ve un compilado de imágenes de la misma locura, o de la misma película. Noventa y pico de minutos después, la pelota va por el aire. Con destino a la Willington. Los jugadores están abrazados en un scrum, como en el rugby. La manada azul y blanca que se desparrama en un oleaje de trapos baja mansa, como llegando a la costa de una playa incomparable. Mientras se mueve, se va despojando del broncón de 11 partidos desperdigados. Y disfónicos lanzan los últimos alaridos de la tarde en que pudieron decir “al fin”. Los músculos retorcidos de los jugadores, abrazados, pegados camino al vestuario. Pasó la saliva por la garganta. Talleres le ganó a Ferro 3-1. La resurrección es posible. La locura los hace decirse de todo, entre todos. “Nos quedan doce finales. Nos falta un montón. Esto es lo que nos propusimos. Sacar esto adelante. ¡Nos vamos a quedar!”, termina gritando Gonzalo Klusener. Los DT Coleoni y Obulgen se abrazan como en una final.

Es el final, un alto entre la locura. Como la de Chirola por Abril que sí le trajo este triunfazo desde la panza de su mujer; o la que tiene Mabel por su hijo; o Tito por Taere. A veces la locura es apenas un acto fervoroso de amor incondicional. Algo que siempre estará.

GONZALO KLUSENER. “Nos quedan 12 finales. Nos falta un montón. Esto es lo que nos propusimos. Sacar esto adelante. ¡Nos vamos a quedar!”.

SERGIO COLEONI. “Por las situaciones que tuvimos justificamos la victoria. Yo estoy a disposición de Talleres. Y para lo que necesiten”.

RODRIGO ESCRIBANO. “La idea es la de traer a un entrenador así que seguimos trabajando en eso. Por ahora no tenemos nada definido”.

Por el momento sigue Coleoni como interino. Sergio Coleoni está feliz. Pero en el Mundo Talleres es tan voraz todo, que esa felicidad se eclipsa con la pregunta de rigor: ¿Seguís? ¿Querés seguir? ¿Te animás?

Coleoni, gentil, respondió con lo que corresponde: “Yo estoy a disposición de Talleres. Y para lo que necesiten”. El entrenador interino se pudo relajar igual ante la pregunta de Día a Día. “¡Claro! sigo invicto como interino, ja, ja. Muchos se habían olvidado de aquel empate que me tocó contra River”, exclamó el técnico. En resumidas frases, el técnico agradeció a los jugadores y se mostró muy satisfecho por el rendimiento del equipo. “Creo que ellos se lo debían. Demostraron que tienen con qué. Y por suerte las cosas salieron bien. Creo que por las situaciones de gol que tuvimos, terminamos justificando claramente que fuimos superiores”, recalcó el técnico.

¿Quién viene? Rodrigo Escribano, titular del Fondo confirmó que José Romero y Omar Asad son los principales nombres para hacerse cargo del equipo. Pero no se avanzó aún con ninguno de ellos. No se descarta que Coleoni dirija el sábado ante Independiente.