Hizo ocho para la “T” desde los 11 metros. Convirtió cuatro goles en la Primera Fase y cuatro en el undecagonal. Hay una competencia interna en el plantel albiazul y allí el “9” es de mitad de tabla. Los mejores son Velasco, Bottino y Olego.

Colocó la pelota en el punto penal. Se llevó la mano derecha a la frente. Se puso las manos en jarra y comenzó a tomar distancia para luego emprender la carrera hacia la redonda. Al frente, la Willington salta entera, uniforme. El estadio, esas 40 mil personas que repiten el “Matador nací. Alentando me voy a morir”.

Gonzalo Klusener se paró en la línea del área y trató de abstraerse. Como siempre. Se separó de la gente, de los dichos de los rivales, del aliento de sus compañeros, de su registro top en la historia albiazul, del estado avanzado de la ilusión, del récord de concurrencia. El remate final no debía llevar nada de eso. No había que mezclar.

El chasquido de la pelota contra la red era lo único que quería escuchar. Y así fue. Klusener hizo una carrera corta y eligió un palo. El derechazo bajo fue contra un palo y Juan Mulieri no pudo llegar. Fue gol. El 1-0 de un penal para Talleres ante Gimnasia y Tiro.

Abrazo con Maximiliano Velasco, Nelson Benítez, Gabriel Carabajal y Agustín Díaz. Una nueva ejecución, otra conversión y una cifra contundente. Impresionante. En Talleres convirtió los ocho tiros que ensayó desde los 11 metros.

–¿Se piensa algo ahí?
–Poco. A medida que pasan los penales, siento más tranquilidad. En los últimos penales, traté de mirar un poco más al arquero, para ver si se llega a mover antes y así cambiar de lado. A veces los rivales te dicen cosas. Tratan de mufarte. Me sonrío a veces. Pero no les doy importancia. Normalmente decido un palo y le pego firme ahí. Y así la única manera que le queda es tirarse antes. Uno siempre trata de estar concentrado. Ayuda quedarse a practicar después de cada entrenamiento. Gracias a Dios me está tocando hacer los goles.

–¿Quién te da una mano en ese sentido?
–Hay varios. La costumbre es quedarse pateando tiros libres y por ahí penales. Se suma Leandro Requena, Federico Costa y Diego Aguiar. Estamos siempre pateando. Se juegan torneos. A veces, con un fin recreativo. Pero se mejora la pegada. Se aprende.

–¿Quién es "el" pateador?
–Yo voy a mitad de tabla. Cuando se quedan muchos a patear, errás un tiro y sos eliminado. La particularidad es que te quedás afuera solamente cuando la toca el arquero. Si la toca y va adentro, sos eliminado de todas maneras. Yo he sido eliminado en el primer tiro muchas veces y en la tabla, estoy a la mitad. Arriba se alternan. Pero Velasco, al que le tocó errar ante Gimnasia y Tiro, es uno de los que va arriba. Igual que Bottino. Olego también patea bien. ¿Picarla? Jamás. No soy de esa clase de jugador. Quizá erre y para hacerlo prefiero que sea por pegarle fuerte.

El detalle es revelador y paradójico. Velasco, otro de los goleadores de Talleres, fue el que le pidió el penal y al que se lo atajó Juan Mulieri. “Patea bien. Es goleador Velasco. Me lo pidió y se lo di”, contó “el 9”.

–¿Y en otros equipos?
–Esta racha es inédita. En Unión de Mar del Plata hice 21 tantos y ninguno de penal. En Madryn, también.

–Superaste el registro de Miguel “Wanora” Romero...
–Lo conozco. Fue un grande y que te comparen con él está bueno. Pero cambio los goles por el ascenso. Jugamos ante 40 mil personas. Saben que por ahí cada vez falta menos. Y quieren participar.