Talleres jugó todo el segundo tiempo con un hombre de más y no supo liquidarlo. Igualó 1 a 1 con Central Norte en casa y no despega. Hubo malestar en las tribunas, el partido fue flojo.

Talleres debe entender que los partidos se ganan con goles y no con situaciones favorables. Jugaba con ventaja numérica, por la expulsión de un rival, ganaba cómodamente 1 a 0 y de esa forma se confió, esperando que el reloj haga el resto. Pero como todos los juegos, duran 90 minutos, a seis del final, aprovechando la letanía del local, Central Norte golpeó en la única jugada que generó y se llevó para Salta un punto que vale oro. Y el albiazul, perdió dos unidades que lo mentiene ajeno de la discusión.

La mejor jugada elaborada terminó en la red: iban 15 minutos del primer tiempo, contragolpe letal a cargo de Claudio Riaño, habilitación para Ramiro Pereyra, este último enganchó hacia el medio y le cedió la conquista a Agustín Díaz, quien venía en carrera para el grito sagrado. No hubo mucho más pero tampoco los presagios eran tormentosos como para que el resultado peligrara. Por el contrario, un ex Talleres, Ricardo Marín, se fue expulsado en el amanecer del complemento, y las tendencias marcaban un horizonte promisorio para los de barrio Jardín. Sin brillar, sin jugar bien, se estaba haciendo acreedor de tres puntos que lo devolverían a la vanguardia.

Sin embargo, no hubo alegría. Los reclamos de la tribuna invadieron el estadio cuando Enzo Noir estampó la paridad, con un remate cruzado, tras una desinteligencia defensiva, y la calma llegó a su fin. Casi resignación, los hinchas se fueron abandonando el estadio, sumidos en la impotencia. Dentro de la cancha, los jugadores tampoco le encontraban explicación al momento.

Talleres no consigue despegar. Sigue sumido en la mediocridad. Partidos como el de ayer duelen por los dos puntos que se van. Y en la semana, viene Racing por la Copa Córdoba, oportunidad más que aprovechable para volver a la satisfacción. Pero debe entender primero que el partido dura 90 minutos.

La clave. La falta de contundencia. Talleres no lo liquidó (no tuvo tampoco tantas chances para hacerlo), pero con uno menos, Central Norte golpeó en la única que generó.

El árbitro. Mario Ejarque. No se comprometió demasiado. Dejó pegar. Expulsó bien a Marín, pero hubo un penal de Trulls sobre Serrizuela que ignoró.

La figura. Ramiro Pereyra (7). Jugó sólo una hora y fue suficiente para ser el más claro de la cancha. Con un enganche, habilitó a Agustín Díaz para el gol. El más desequilibrante.

Uno x uno


Michael Etulain (5): No tuvo mucho trabajo. Salió apresurado en el gol de Central Norte.
Guillermo Cosaro (5): Le costó retroceder. En algunos pasajes, subestimó las jugadas.
Federico Pomba (5): Fuerte en los cruces, pero sufrió desacoples.
Walter Ledesma (6): Firmeza. El que más sobresalió de la defensa.
Nicolás Trulls (5): Le cuesta acomodarse al lateral izquierdo, puesto inhabitual. Rindió.
Gabriel Carabajal (6): Vértigo por derecha. Apareció en cuentagotas.
Emiliano Gianunzio (6): Sacrificio y orden. Su aporte habitual.
Agustín Díaz (6): Gol y juego. Después no pudo crear más.
Román Strada (6): Profundidad y desborde. Sufrió el calor y el cansancio.
Ramiro Pereyra (7): Cuando era el más claro de la cancha, lo sacaron por precaución, pensando en Racing.
Claudio Riaño (5): Esfuerzo en vano. Perdió permanentemente con la defensa rival.
Sebastián Sáez (4): Muy distinto a aquel delantero que rompía redes en la pretemporada.
Emiliano Pérez (4): Desconocido, no tuvo incidencia.
Nery Leyes (5): Jugó de lateral derecho. No tuvo trabajo.